30 noviembre 2008

Garbanzos con espinacas y champis





GARBANZOS CON ESPINACAS Y CHAMPIS
INGREDIENTES:
Garbanzos precocidos
Champiñones
Espinacas
Ajo
Oliva
Pimentón, si es regalado como éste, al comerlo viviremos la magia de recordar lo mejor
Sal
Vinagre de manzana o vino y agua o caldo

Con ajo y aceite, rehogar los champis, cuando haya empezado a soltar el agua, añadir las hojas limpias de espinacas -en mi caso siempre frescas-. Hacer un mínimo de tiempo, que se cocinen en su propio jugo y en el aceite.
Añadirle el pimentón sin dejar quemar, unas gotitas de vinagre (ojo que la espinaca lo coge con demasiada facilidad) o vino y un poquito de agua o caldo. Añadir los garbanzos y rehogar.
Se puede tomar así seco, o dejarlo más caldosito, dependerá el líquido que se le añada.

Advertir que tengo la tendencia a simplificar los pasos. Probablemente tendrá mucho mejor sabor y hasta aspecto, rehogando cada cosa por separado. De esta se ahorra tiempo y aceite.
Poco más que decir, salvo que a mí a veces me apetece darle un puntito de frescura, espolvoreando perejil picado a la hora de servir.


29 noviembre 2008

FINAL DE NOVIEMBRE (Pasta con berenjenas)


"Como decíamos ayer..."
Y aunque sólo en este punto justo tenga algo que ver el hoy con el ayer, éste es el apaño que hice con los restos de las BERENJENAS SZECHUAN que versioné más abajo.
Comentaba que no me había gustado su textura, porque me quedó muy blanda, y con eso sí que no puedo. Me dediqué como los niños chicos a hacerlo puré y comprobé que estaba exquisito.
Así que como me resistía a no comerlo, lo molí en el pasapurés para que se separaran las pieles de la berenjena, luego colé en el chino, guisé unos espagueti, calenté la salsa y a comer!!
Lo acompañé con dos bastones de berenjena frita y queso tierno recién rallado.
Realmente delicioso. Suavísimo y delicado. Una caricia para el paladar.

28 noviembre 2008

POR ENTONCES ERA JUNIO (Berenjenas Szechuan)



Por entonces era junio, sí, lo recordaba bien, vísperas de la fiesta de San Antonio.
La gente comenzaba a aligerarse de ropa, las señoras a pasear a última hora de la tarde antes de darse un chapuzón en la playa. La Avenida se llenaba de gente, las chicas ya mostraban pieles bronceadas, y los chicos marcaban brazos en sus camisas nuevas.

El parecía de fuera. Con pelo largo y pecas, con un leve dorado apenas. Lo vio algunas veces cuando paseaba por la Calle Real, él sentado en la terraza del Bar. A veces con un moño mal hecho, otras con sombrero de paja. Risueño y dulzón, con camisas blancas y pantalón de lino.
Desde que lo vio, su mundo cambió. Seguramente porque era el momento, a lo mejor estaba escrito en las estrellas. Durante meses se acompañaron a pasear Calle Real arriba, Avenida abajo, y otra vez volver a empezar.
A veces la melancolía le nublaba la vista y le tocaba a ella tirar. Esos días él solía pararse en la tienda de la esquina y observar un estuche malva y oro con cintas amarillas, que estaba en el escaparate. Dentro 6 pares de palillos con símbolos chinos.
Siempre que lo veía mirar se decía "ésto se lo he de regalar para que nunca deje de sonreír". Así pasó S. Pedro, Las Nieves, La Concepción, La virgen del Pino. El verano se acabó, el moreno empezó a desaparecer y él cambió sus sombreros panamá por otras gorras de punto.

A veces seguía parándose en el escaparate de la tienda de regalos pero ya ella casi nunca podía leer en sus ojos. Mientras le hablaba, él se quedaba perdido en cualquier detalle entre los adoquines de la calle o en lo destartalado del reborde de un balcón. Mirando los aviones y los barcos se pasaba horas. Dejó de querer adentrarse en la isla, que ella lo acompañara, que le hablara siquiera.

Un día sin más ya no estuvo en la puerta de la Pensión La Cubana. Durante un tiempo ella continuó haciendo el mismo recorrido, pero las pocas veces que lo encontró, el bajó la mirada y cambió de acera. Dentro se le fueron acumulando las palabras que no le dijo, los besos y regalos que no le dio, y en su casa los dulces que guardó en una lata de lata para probarlos juntos.

Bien entrado aquel otoño, sin saber porqué, se dio cuenta que su presencia siquiera al otro lado de la acera, y esos fugaces encuentros de lejos le incomodaban. Entonces no supo que hacer con tanto como tenía guardado dentro. Se levantó una mañana para ver amanecer desde el muelle, volvió a desayunar en su lugar de siempre, y a mitad de bocadillo sintió la necesidad de salir corriendo. Cuesta arriba, hasta lo más alto de la Cumbre para no ahogarse si subía la marea de sentimientos. Todo aquel día de peregrinaje llovió. Se mojó. Andó kilómetros hasta cansarse. Al final de los pasos, aquella ermita. Entró. Encendió en el petril de lámparas ocho, diez, doce, y a la luz de las velas lloró. "¿Porqué lloras?" le había preguntado él una vez hacía mucho tiempo en otro lugar parecido "¿Qué sientes?" Ella entonces le dijo que paz, él dijo que era amor, y las manos las tuvo llenas.

¿Ahora porqué lloraba otra vez? Será amor también que permanece entre las paredes de algunos edificios, pensó. "Tiene que ser eso", mientras las lágrimas enjuagaban el rojo, dorado y azul de las pinturas del pequeño altar. Es tan hermoso, pensó.
La música clásica sonaba sólo para ella y se agarró las manos vacías.

A la vuelta a casa, pasó por la misma venta de la esquina, entró como pensó hacerlo los meses de aquel verano y compró aquel estuche de palillos que ya nunca le daría. Estaba próximo el final de noviembre.


BERENJENAS SZECHUAN


Para comer con palillos, una receta de Guru Masala. http://cocinaorientalgurumasala.blogspot.com/2008/08/berenjenas-al-estilo-de-szechuan.html
De sabor impecable, deliciosa. Yo tuve que hacerle un par de cambios por exigencias de mi entorno. No tenía la salsa de soja picante, así que usé un trocito de pimienta palmera seca al sofreir con la verdura (es fuertecita sin llegar a ser picona), y en lugar de completar con cebolleta que no se encuentra en el mercado, sumé puerro a los ingredientes.

Tuve un fallo gordo y es que aunque las berenjenas las dejé un instante pequeñísimo al vapor, ya estaba pasada para mi gusto. Esa textura fofa en la boca no la soporto. Pero sabor del conjunto es ... uhmmmmmmmmmmm.. delicioso.

Más tarde subiré cómo aproveché lo que sobró y que realmente tiene todo el sabor esencial del plato.

Espero que Guru no se enfade por cambiar sus recetas y por presentarlas aunque no tengan que ver con la pinta de la que él subió.

26 noviembre 2008

ALEGRÍAS DE ESTACIÓN (Sopa crema anaranjada)


LXXIX - ALEGRÍA
... Salta Diana, ágil y elegante, delante del burro, sonando su leve campanilla, y hace como que le muerde los hocicos. Y Platero, poniendo las orejas en punta, cual dos cuernos de pita, la embiste blandamente y la hace rodar sobre la hierba en flor.
La cabra va al lado de Platero, rozándose a sus patas, tirando con los dientes de la punta de las espadañas de la carga.
Con una clavellina o con una margarita en la boca, se pone frente a él, le topa en el testuz, y brinca luego, y bala alegremente, mimosa ...
"Platero y yo". Juan Ramón Jiménez
Con un mohín mimoso me pongo también frente a él. Le abrazo y le beso sonriente, cálida, zalamera, alegre, dulcipicante. Me interpongo en su paseo, doy saltos, le tiro de la chaqueta, le soplo un rizo, le doy a probar, esperando:
CREMA ANARANJADA

INGREDIENTES:
400 gr. de zanahorias super frescas
1 cebolla mediana
Jugo de una naranja rica
1 boniato (unos 170 gr.)
1 papa pequeña
Chorrito de aceite
Sal y pimienta

Después de tener todo pelado y lavado, voy añadiendo a la olla con un poquitín de aceite a medida que voy picando: la zanahoria y la cebolla. Añado el boniato y la papa enteros. Salpimento y le pongo el jugo de naranja más la cantidad de agua suficiente para cubrir.

Dejo cocinar, separo un poco de caldo y paso por la minipimer, añadiendo más caldo a medida que lo necesitara, hasta dejar la consistencia ideal para cada cual. Pasar por el chino y ¡ya!


Queda una sopa cremosa ideal, tomada bien caliente reconforta el cuerpo, los colores animan el espíritu y el aroma es super especial. Como ven, una vez más, algo plenamente otoñal. Eso sí, ojo a la materia prima porque aquí no hay como disimular. Que todo sea muy fresco y sabroso.


25 noviembre 2008

COCINA ANÍMICA (Sol de invierno)

Muchas de las recetas que han ido saliendo últimamente, y otras tantas que quedan por subir, más ciertas ideas que continúan en mi mente, están probadas en una época concreta, con unos estímulos determinados.
Más adelante cuando relea el blog es posible que pueda distinguir si las fotos fueron tomadas con desgana y poco tiempo, si el plato fue de los de "guardar" para cenas o almuerzos del soñado hotelito rural, la que fue un alarde o un galanteo, o un grito, un regalo. Podré rememorar en ellas parte de mi vida, las épocas frías, las de ardientes deseos, la estacional-casual, las de relleno. Las recetas que reasigné rescatándolas del ayer, las que inventé o copié azuzada por alguien. Otras no tendrán calificativo al haber pasado por la cocina y por la vida sin pena y con la única gloria del que repite lo aprendido.

Hay días que miro atrás y decido archivar alguna en estas hojas. Pero me doy cuenta que ya su momento pasó. Se fué hasta que vuelva a refrescarla un momento similar.

Definitivamente cocino según el ánimo, además de los productos de estación, el mercado y mi disposición. Pero el cómo estoy, qué me arrebata, inspira, aburre, el qué deseo, marca lo que llena la mesa y la bandeja. No sé si a todo el mundo pasará, yo me tengo que confesar definitivamente emocional y ciclotímica hasta en ésto.

Por eso hoy no sé qué subir. Amaneció un día de sol lluvioso, espectacular. "Navidad" esta mañana se acurrucaba en su lugar del muro bajo el aguacate, y me dio que pensar que justo era el reflejo de su pelo amarillo el que tintaba la lluvia fina y mansa de ese color. Cerca de la casa, el agave mayor se despendoló en un penacho de apretadas flores casi blancas, donde las abejas liban y a las arañas se les altera la glucemia de las panzadas que se dan con ellas, y débiles este año pero tan rojas como siempre, las pascuas anuncian diciembre.

A ver, a ver, que mire... sí, puedo decirlo: ¡qué feliz soy! Pero no tengo preparado un plato para hoy, uno que refleje mi propia y única felicidad, la que no depende de nada ni de nadie, la que sale de dentro y de la paz. Busqué un vals que me hiciera bailar, animoso pero relajado y entre lo hecho últimamente, quizá escogería la crema de anoche, pero no, no... mejor algo que traiga el recuerdo del sol en invierno, sí. Exactamente eso: sol de invierno es lo que me marca hoy.

VASITO SOL DE INVIERNO
INGREDIENTES:
- Bizcochos (yo usé de esos duritos para hacer tiramisú, no sé como se llaman, pero igual vale un resto de bizcocho casero)
-
Confitura de mangos
- Ron miel
- Espuma: Yogur natural, Queso de tarrina -tipo SMillán o Filadelfia-, Huevo, Azúcar o miel

En la base del vasito (creo que son fabricados antes de yo nacer) desmenuzar bizcocho y remojar bien en ron miel, por supuesto aconsejo el de fabricación isleña "Aldea", de San Andrés y Sauces. Sobre estos, confitura de mangos y para rematar un par de cucharadas de espuma con sabor a yogur y queso, y espolvoreo de canela, y en otros que no se ven: canela y coco rallado.



La espuma la hice mezclando la yema de un huevo con 1/3 de tarrina de queso más azúcar al gusto. Le añadí 1 yogur natural previamente escurrido en un pañito blanco para que soltara todo el suero. Esta crema la fui "envolviendo" en una clara a punto de nieve con su pizca de sal y su poquito de azúcar.
Resultado: La espuma suaviza el sabor, la textura y el dulzor del mango, y el sabor cálido, como a fruto seco, del ron, le aporta el toque que lo hace muy distinto, invernal. También lo probé sin licor y no tiene nada que ver. Es el sabor que redondea el conjunto de texturas.

Colorista, fresco dirían algunos y suave. Y es que qué culpa tenemos nosotros de que el mango tropical madure a estas alturas del año? Así sólo queda aprovechar, y poner un poco de sol tropical en este frío y lluvioso casi invierno.

23 noviembre 2008

Ensalada viernes noche solitario


Domingo de pereza, con catarro renovado que diría mi santa madre.
El sol de la mañana me hace llorar los ojos.
Mil cosas que hacer y un aburrimiento pesado agarrandome de brazos, piernas y, lo que es peor, cabeza.
¡Y ya está bien! ¡Que se me va el día! Creo que hoy definitivamente no llegaré a Puntagorda como me apetecía. Pero me pongo algo de música, miro al mar (tengo que mirar donde perdí las gafas de sol para estos días de resaca animosa) y me decido a trabajar. No es mala manera empezar por subir algo al blog. Pero ha de ser algo fácil, rápido, que no me exija pensar en tortuosas redacciones. Uhmmmm... Sí. ¿Porqué no?

Hace un par de días, en mi recorrido del par de blogs desconocidos de casi cada mañana, me encontré en uno a cuya autora un amigo le había preguntado sobre el erotismo de la comida. Pedía opiniones y recetas que pudieran considerar sus lectores eróticas. Me pareció un tema tan atractivo que no tuve problema alguno por participar. Me gusta que se planteen temáticas diferentes en los blogs de cocina, que agucen la imaginación, la picardía, el ingenio, la participación. He entrado un par de veces, una sólo a escucharme hablar (jajajajjaja), la siguiente ya con alguna receta para plantear.
No, tranquilos, no voy a copiar a idea. No estoy yo con la erótica subida precisamente.
Pero sí me planteé que hay otros tantos temas que abren caminos al cotilleo, la "investigación" (psiquiátrica talvez , jajajajajja ).

Por ejemplo, qué cenaríamos un noche festiva si estuviéramos solos en casa. ¿¿Nos pondríamos el pijama, un tazón de leche hirviendo miel y galletas, una ondilla de cotufas para ver la peli de turno, un bocata prohibido??
¿ Nos vestiríamos de alguna manera especial y nos daríamos un homenaje cocinando algo diferente tipo cena temática?
¿Cogeríamos nuestro libro favorito, nuestras gafas de ver de cerca, un zumo, una manzana y a chascar al aroma del incienso?
¿ Pondríamos alguna melodía en especial, nos llenaríamos una copa de vino, encenderíamos velas y nos dispondríamos a soñar despatarrados en el sofá?

Este viernes pasado hubiera preferido tener otro plan, quizá un paseo al frío norteño, un vasito de vino del país al calor de una chimenea que hiciera revivir manos, pies y narices, mientras más allá de la mampara, los lugareños comentaran las noticias del día y los acontecimientos de la semana ante el silencio cómplice del camarero del bar.
Sin embargo, y como casi nunca es como uno desea: después de una ducha tibia, secarme el pelo y abrigarme bien, puse música en inglés para no entender la letra demasiado empalagosa para mí, encendí una vela, me preparé mi ensalada favorita -la de esa noche y decenas de noches más este verano, y que subí parecida allá por junio-, me puse una copa de buen vino de la isla (no diré si luego cayeron más o no).

Pasaron cosas, me reí. Si no hablara sola a lo mejor sería más explícita, pero como yo sé lo que sucedió no me queda sino subir la foto del delito, del principio del delito, cuando aún era buena yo y no intuía siquiera el calor que iba a pasar.

ENSALADA VIERNES NOCHE SOLITARIO (y repetida)

Lechuga
Col cerrada (repollo en peninsular)
Queso fresco
Pepinillos
Aceitunas negras

Salsa: Yogur natural, poquito de mayonesa industrial (porque no suelo tener en casa yogures griegos sino naturales del montón o desnatados), Oliva, limón, ajo seco, comino, sal y mucha pimienta de colores.


21 noviembre 2008

VIAJANDO EN UN COMETA (Lentejas otoñales con castañas)




Es raro, hoy continúo con el mismo ánimo de ayer. Sigo subida a mi cometa.
Ha sido levantarme mirando el amanecer, recorrer la casa, abrir el blog para contestar antes de ponerme con el trabajo, pinchar el video de los dibujos y ¡volver a estar igual! ¿No pasó nada esta noche o mientras dormía?
Debe ser que no, porque la misma alegría tierna y pacífica me ocupa.
¿Por arte del que dibuja, me habré convertido nuevamente en personaje y esta mañana vuelvo a ser la misma Dumbo femenina volando en un cometa?

"mi luz, mi corazón, mi pajarita mi creyón, por verte fui dejando..... " suena el coro.

Voy a la cocina y me hago un chupito muy caliente de leche, los pies no acaban de entrar en calor y se hace duro el tiempo hasta el desayuno.

Sigue " mi luz, mi corazón, mi tinta china por amor, le pido al dibujante..."

Ah, no, esta mañana no discuto. Pero sigo sin saber si eras sólo una ilusión de algún brujo. "por verte fui dejando..." laralala (Esta vez hago los coros yo)

"Me quedé como una línea en el espacio, me barriste sin querer con una escoba, me salvaste con un beso y un abrazo uhmmmmmmmmm..."
"me persigues por el canto de una viola, yo me escondo en el tantán de los timbales ... mi pajarita, mi creyón..." Cantaba en su versión de esta canción.

Fuera parece haber llovido mientras aquí dentro la noche pasó en una calma total. En la puerta mi gato toca para entrar y yo decido subir lo que probé ayer, aunque advierto que no me pienso bajar de mi comeeeeeeeeeeeta.


LENTEJAS OTOÑALES O CON CASTAÑAS

INGREDIENTES:
Cebolla entera con tres o cuatro clavos de olor pinchado
1 zanahoria
1 boniato
1 papa (por si alguien se la quiere comer nada más abrir el perol con un trocito de queso tierno)
1/3 de paquete de lentejas remojadas (estas brotaron casi inmediatamente)
2 churretes de tomate concentrado (tipo tubo pasta de dientes, que lo tengo en la nevera y algún uso he de darle)
Aceite de oliva
Vino de tea (es típico del norte de la isla, con aroma a esa madera, valdrá cualquier vino tinto aromático o no, como se prefiera, pero que sea rico)
Comino molido
Sal

PARA GUISAR LAS CASTAÑAS CON ANÍS (¡¡ojo, Juan!!)
Castañas
Sal
Anís en grano

Lo primero es guisar las castañas. Por supuesto no es que se necesite preparar sólo las que se usarán, una decena o docena diría yo, mejor hacer de sobra para picar, para merendar, para guarnición, para postre o únicamente para disfrutar simplemente de los sabores del otoño. Con el anís estaremos un poco protegidos pero igualmente ojo a su poder aerogenerador.
Yo después de lavar las que vaya a preparar, les hago un corte alargado en la parte de arriba de la castaña, las coloco en un caldero con agua que las cubra como si fuera a guisar papas, le añado sal de la misma manera que si lo fueran, y un abundante espolvoreo de anís en grano. Al rato la casa se llenará de un olor fantástico. Cuando están guisadas, se les escurre el agua y listo para ir comiendo a medida que apetezca, calientes o frías, duran bien uno o dos días -más no sé pq no las dejo yo-.

He puesto "lo primero es..." pero en realidad da igual el orden. La cosa es que esas castañas después de bien peladas, y mejor hacerlo en tibio para que salga fácilmente la pielecita que las recubre, las añadiré a las lentejas hechas de la siguiente manera:

Rehogo en un poco de oliva la cebolla con los clavos pinchados, cuando está levemente dorada, añado el resto de ingredientes, el boniato pelado y entero, por supuesto según tamaños, yo usé uno de esos como raíz, alargados y no muy gordos pero muy dulce, la zanahoria, la papa, las lentejas, el churrete de tomate... dejo rehogar dando vueltas con la cuchara de madera, mientras busco el vino y el comino. Sal-especio. Un par de vueltas de cuchara más. Añado el chorretón de vino y a fuego fuerte dejo evaporar el alcohol.
Cubro de agua y a cocinar.
A mí me gustan caldositas, así que a veces, y dependiendo del tipo de lenteja, lo dejo cocinar bien, y otras como esta ocasión, aparto un par de cucharones y los paso por la minipimer para que engorden el caldo. En este momento pongo también las castañas y dejo hacer unos minutos más para que se integren los sabores.
En los platos un trocito de cada cosa. Menos la papa, que ya había caído recién hecha para aperitivo.


El resultado es genial. Un plato único super sabroso, aromático, levísimamente dulzón y plenamente otoñal.
Si seré tonta que no sé qué pesa más, si el gusto del plato -que aseguro es delicioso- o la magia de cocinar productos de estación, ver el plato humear y cucharada a cucharada, apurar la vida y hablar, hablar, reír, mirar, cantar "Yo podría ser bugs bony por mis dientes..."

PDT, mil perdones por la forma de redactar las recetas. Por supuesto no están copiadas previamente ni corregidas, ni me he parado nunca a ver como podría hacerlas más claras. Las cuento como para mí, y así van. Perdón, perdón. Pero supongo que todos sabemos cocinar, intrepretar e improvisar, ¿verdad? Cualquier duda o curiosidad, preguntar.

20 noviembre 2008

DIBUJOS ANIMADOS (Ensalada de frutas)

Para que luego digan que en 2008 no hubo canción del verano.
Yo tuve una:




Ah, ¿que ustedes no discuten si Lucas es un pato o un hombre? ¿que están seguros que no somos ilusión del que dibuja?
Mi luz, mi corazón, mi pajarita, mi creyón (cómo me gusta esta palabra), por verte fui dejando siluetas en las puertas.
Mi luz, mi corazón, mi tinta china por amor, le pido al dibujante que me lleve en un cometa...

Y como va hoy de colores y de dibujos y de viajes en cometas, subo la ensalada que comí ayer, que efectivamente te lleva de viaje con sólo probarla y en el plato parece dibujado con pasteles. Era para acompañar pollo asado con coñac -mi favorito- y castañas guisadas con anís (por si alguien se piensa que no como).

ENSALADA DE FRUTAS


INGREDIENTES:
- Verde al gusto
- Tomate pequeño en octavos
- Plátano en rodajas
- Vinagreta con confitura de mangos (cucharada de confitura, parte de vinagre de manzana, tres de aceite del bueno y sal)

19 noviembre 2008

Confitura de mangos


Si yo fuera lista... - me digo a veces- no haría ni diría ni planearía ni pensaría tantas cosas como hago, digo, planeo o pienso.
-¿Por ejemplo?
Quizá no haría mermeladas, confituras dulzonas que no me voy a tomar.
-¿Porqué las haces entonces?
No sé, quizá para cuando alguien venga a desayunar.

La cosa es que nunca viene nadie. Y si acaso lo hace, yo me olvido que en la despensa del pasillo queda un único y último bote de cada sabor, que guardé por si un día quería sorprender y compartir.

Si yo fuera lista sabría explicar perfectamente lo que quiero decir y no me iría por las ramas:


CONFITURA DE MANGO

Cocinar dos mangos hermosos picados en brunoise (de algo me debe servir tanta lectura cocineril), con el jugo de una naranja y un limón, más una cucharada de azúcar por pieza de fruta.
Después de una o dos horas a fuego lento, queda una compota ligerísimamente ácida, con todo el aroma y sabor del mango (abstenerse quien no se entusiasme con este sabor) y que pide como agua de mayo: yogur, nata, queso, bizcocho o pan.

NOTA: Este intento de copia de una confitura comprada de idéntico sabor, que me invitaron a desayunar hace unas semanas, ha salido muy bien. Particularmente yo la prefiero mezclada con yogur natural, para desayuno, postre o cena. Sobre pan de sésamo muy tostado con quesito también está delicioso... con mantequilla no, por ejemplo, que no todo iba a ser perfección. Ahí queda y marcho a embotar un poco por si alguien, alguna vez viene a desayunar o merendar, y yo para entonces conservo la memoria.

17 noviembre 2008

DEL AMOR, CRECIMIENTO, ENTUSIASMO (Batido de AGUACATE)


Había una vez un gusano que se había enamorado de una flor.
Era por supuesto, un amor imposible, pero el animalito no quería seducirla ni hacerla su pareja. Ni siquiera quería hablarle de amor. Él solamente soñaba con llegar hasta ella, y darle un beso. Un solo beso.
Cada día, y cada tarde, el gusano miraba a su amada, cada vez más alta, cada vez más lejos. Cada noche soñaba que, finalmente, llegaba a ella y la besaba.

Un día, el animalito decidió que no podía seguir soñando cada noche con la flor y no hacer nada para cumplir su sueño. Así que, valientemente, avisó a sus amigos, los escarabajos, las hormigas y las lombrices, que treparía por el tallo para besar a la flor.
Todos coincidieron en que estaba loco, y la mayoría intentó disuadirlo, pero no hizo caso. El gusano llegó arrastrándose hasta la base del tallo y comenzó la escalada.

Trepó toda la mañana y toda la tarde, pero cuando el sol se ocultó, sus músculos estaban exhaustos.

- "Pasaré la noche agarrado del tallo, y mañana seguiré subiendo. Estoy más cerca que ayer", pensó, aunque sólo había avanzado diez centímetros y la flor estaba a más de un metro y medio de altura.

Sin embargo, lo peor fue que, mientras el gusano dormía, su cuerpo viscoso y húmedo resbaló por el tallo, y por la mañana el gusano amaneció donde había comenzado un día antes.

Miró hacia arriba y pensó que debía redoblar los esfuerzos durante el día y aferrarse mejor durante la noche. De nada sirvieron las buenas intenciones. Cada día, el gusano trepaba, y cada noche, resbalaba otra vez hasta el piso. Sin embargo, cada noche, mientras descendía sin saberlo, seguía soñando con un beso deseado.

Sus amigos le pidieron que renunciara a su sueño, o que soñara otra cosa, pero el gusano sostuvo, con razón, que no podía cambiar lo que soñaba cuando dormía, y que si renunciaba a sus sueños, dejaría de ser quien era.

Todo siguió igual durante días, hasta que una noche que el gusano soñó tan intensamente con su flor, que sus sueños se transformaron en alas... y a la mañana el gusano despertó mariposa, desplegó las alas, voló a la flor... y la besó. (Anónimo que yo sepa)

BATIDO DE AGUACATE de él y para él

INGREDIENTES:
Leche
Agua fría o cubitos de hielo
Aguacate

Azúcar



NOTA: Por un "chivatazo" muy fiable, anuncio que la próxima vez le añadiré agua de rosas. Cualquier otra aportación-idea-sugerencia estaré encantada de escucharla.

16 noviembre 2008

LA MAGIA PARÓ EL RELOJ. (Caldo de papas)


Bajo el cielo azul de aquel día, el tiempo se paró. Se paró la memoria, las conveniencias, las obligaciones, los planes para mañana. Pararon los sonidos de alrededor y hasta los trabajadores de los cercanos adosados en obras se limitaron a dejar caminar al sol.
En el banco de obra que corría alrededor de la plaza, ella abrazaba la cintura de él, escuchando sólo el sonido de la vida que le llegaba de su centro y de las nubes blancas que se deslizaban sobre sus cabezas, más arriba de los cipreses de la iglesia.
Desde aquel instante de reloj parado pasaron muchas cosas, pero en alguna de las celdas de su memoria la magia ya no volvió a dar cuerda al reloj, con lo que podía volver mientras no olvidara el camino a aquel momento en Mazo, cuando el tiempo se paró.

Muchas veces en mi cocina puedo viajar en el tiempo por las celdas del pasado y rescatar. Como las ocasiones que decido comer caldo de papas.
Una receta canaria, que no estoy segura haga como se hacía tradicionalmente, pero es
la que yo aprendí siendo poco más que adolescente, de unos cuadernos con tapas de cartulina de desvaído azul cielo, que publicaba entonces el Centro de la Cultura Popular Canaria. Sé que en algún momento le añadí el calabacín para aligerarla y por momentos me encapriché en usar orégano que le daba un sabor muy particular y reconfortante (aconsejo probar esta variante). En esta ocasión, tenía cilantro y aproveché para hacerla más parecida a la original.

CALDO DE PAPAS



INGREDIENTES:
Mitad de papas, mitad de calabacín claro
Cebolla
Ajo
Oliva
Cilantro
Pimentón
Huevo
Sal

Se pone a cocinar todo en crudo menos el huevo: Las papas chascadas, el calabacín también a trozos, la cebolla y el ajo picados menudos, chorrito de aceite, sal, pimentón y unas ramas de cilantro.
A medida que se va ablandando, ir escachando contra las paredes del caldero con una espumadera o similar. Así el caldo va ganando en consistencia, engordando.
Apartar el cilantro y terminar de cocinar cascando un huevo crudo y removiendo con un tenedor. El huevo así se cuajará haciendo hebras.
Cuando ya esté , apartar y servir si se quiere con unas hojitas de cilantro.

13 noviembre 2008

HOY LO COMPRENDÍ

Hoy me ha pasado una cosa curiosa de vuelta a casa en avión. Estaba un poco cansada, con leve dolor y vacío de cabeza que me recordaba ese “flotar” cuando vives una situación desagradable que te sobrepasa, no pensaba sino que quería estar ya en terreno conocido, que esa media hora pasara sin darme cuenta.
En un instante, no sé si me habría quedado traspuesta, me vi cayendo no en el mar gris real, sino en un mar de plumas de color violeta. Justo esta mañana miraba en un patio la combinación en distintas plantas del amarillo y ese color muy oscuro. Supongo sería por eso. Caía a cámara lenta en ese mullido abrazo. El piloto decía que volábamos a tres mil y pico metros sobre el nivel del mar, pero a mí me parecía un salto corto a ese colchón blando y fantasioso.
Inmediatamente sonreí dándome cuenta de la relación.
Quise que el malestar pasara y me acordé de lo que alguien me dijo la madrugada pasada, que teníamos la costumbre de vivir las cosas a nivel de corazón, muy arriba, sentir la opresión en el pecho, la cabeza y la garganta, respirar mal, sentir el sofoco, llorar. Quería sentirlo de otra manera, dejar de notar el dolor y el vacío, intenté llegar de una manera tosca a la barriga, como sumergiéndome. Sentía los brazos pesados, laxos y entonces lo comprendí.
Comprendí lo que me han dicho dos personas en mi vida, que sintieron la paz pensando en desaparecer, en parar el ritmo de la respiración, en terminar. Jamás había podido entenderlo, ni a nivel emocional ni a nivel intelectual. Me negué siempre a aceptar que alguien pudiera experimentar paz ante ese tema. En un instante pensé que si el avión caía, yo no tenía deudas pendientes con nadie, nadie me necesitaba para salir adelante y yo había vivido lo suficiente para no experimentar desazón por algo que no haya llegado. Y lo entendí. Por primera vez en mi vida, y en ese momento justo, me di cuenta que tenía lo suficiente para irme con dulzura.
El avión se movió, pero sólo después de ésto. No tengo miedo, esas sacudidas no me inmutarían de ninguna manera. Pero igualmente los viví desde otro pensamiento.

El aterrizaje me arrancó de esta paz. Hubiera querido que el vuelo no terminara, el paseo entre las nubes siguiera y siguiera. No tenía prisa por llegar a ningún lugar ni planes pendientes.

11 noviembre 2008

SAN MARTÍN (II) Cosas isleñas

Bueno, pues hoy día de S. Martín, y superando la pereza de este catarro, las prisas que tengo estos últimos días, la emoción por subirme mañana en un avión etc etc etc etc, subo alguna cosita del estreno del Cuarto Verde por S. Martín.
De picoteo: embutido, queso fresco, queso curado con la compota de membrillo y vino, mini-tostadas "aquí no se come hasta las 4", de elquetieneunamigaburletera, que expliqué poco más abajo y ensalada libanesa que también me enseñó él. Y de platos fuertes: corvina salada en salsa con gofio amasado y castañas y papas con costillas, piñas y mojo de cilantro. Yo había hecho el bizcocho de calabaza con bien de jengibre para el café, y los invitados trajeron tarta de queso casera y otra helada de praliné y queso, se nota que saben lo que me gusta. (PDT. Lo de la cola en la foto ha sido un fallo evidentemente, y es que cuando hay niños chicos o más granditos, no hay forma de tenerlo todo en orden)
No sé hasta que punto interesarán las recetas, pero hoy no tengo tiempo ni para planteármelo. Así que en cualquier caso ya lo subiría más adelante.

Por lo pronto sean ustedes bienvenidos y gracias por seguir mis periplos.


Pena que no todas las fotos quedaran con la misma luz, las prisas no dieron para más:
Y ésto es un regalo que me hicieron, entre otros, ese día. Lleva limones, berenjenas, ristra de pimientas, cilantro, margaritas del huerto de un invitado, y lo que se ve.


10 noviembre 2008

DESDE ESTE LADO

¿Cómo me verás tú a mí desde ese lado?
¿Tendrás tiempo para mirar todo lo que un día convivió contigo, o también dejaste cosas en el pasado?
Desde éste, y aunque no lo diga en voz alta, yo sí te pienso esta mañana. Nunca sabrás que ahora te entiendo un poco más y que tu amor a la vida caló profundo, como calan las cosas buenas, sin palabras, sin darse uno cuenta.

He visto entre los visillos de la ventana, el cielo de color intenso, como la vida y también como tu muerte. Me he alegrado por sentir así, por recordarte y tener cosas que revivir. La chulería bajo tu sombrero de paja, tu lentitud al hablar y al andar, hasta el cigarro quemaba más despacio cuando colgaba de tus labios. Hiciste sufrir mucho pero, después de todo, debió ser un sufrimiento cargado de amor, porque llevan mucho tiempo velándote sin quejas... pero bueno, qué te voy a decir que tú no sepas.

Quizá a los demás nos falta lo que a tí te sobraba, egoísmo para vivir. Y lo hiciste bien, supongo que por eso después ha sido tan largo el tiempo que te has tomado para seguir.

No sé lo que sabías de mí después de tantísimos años. No sé si me recordarías más allá de la niña de ojos asustadizos, callada, que te miraba intentando saber qué te hacía tan distinto. Que se comía tímidamente las natillas con montañas de nieve que siempre tenía que haber en la mesa si tú estabas. No sé si supiste que crecí, que hice algunas cosas y me acontecieron otras tantas. Espero que ahora, si me puedes ver, distingas que una pequeñísima parte de mí es gracias a ti también, y que, finalmente, me perdones tanto tiempo de ausencia.

Fdo. La breñusca.

07 noviembre 2008

SAN MARTÍN, TIN TIN

Se acerca el 11 de noviembre, día de San Martín.
Que yo recuerde en la isla no hay Iglesia, ni imagen, ni fiesta religiosa que lo venere. Pero sin embargo pocos olvidan esta fecha.
Noviembre es tiempo no sólo de calabazas, setas y castañas. Es momento de abrir puertas, "jurar las pipas" y probar los caldos que se pisaron el reciente verano. Tradicionalmente las parrandas de amigos se reúnen, con o sin bodega. Corre entonces el vino reciente a poder ser, y al calor de los fogones se ríe, se canta, se pegan unos con otros buscando el calor. Sobre la mesa, quizá, quesos, pescado salado preparado, pinchos de carne asada, boniatos y castañas tostadas o guisadas desprenden su olor a anís y leña encendida.
Este año en mi casa será especial. ¿Porqué? Pues como dice aquella canción que da un motivo al querer, yo también digo que lo será "porque me da la gana". Serán los primeros "sanmartines", como decimos por aquí, en el Cuarto Verde. Se estrena esa habitación pensada para compartir con los demás. No estarán todos los que querría, aunque desde aquí declaro que por ellos estará una vela en la mesa y una silla dispuesta a mi lado.
Como entre semana nos dejamos gobernar por el Rey Tiempo, mañana será la reunión. No sé si tendrá algo que ver con lo que describía el periodista a finales del XIX
"El día de San Martín se abren las bodegas en la antigua Benahoare; suenan los populares guitarrillos y comienza la algazara de la gente alegre, desde que la noche tiende sus velos, mujeres hermosas y apuestos galanes, reunidos fraternalmente en sus hogares, improvisan y entablan diálogos llenos de animación y de viveza de colorido local en los que chispea la gracia y se juntan las manos para aplaudir el calenbour que, como arma de doble filo, recorre el perímetro de la sala. Los viejos y las viejas también toman parte activa en esa fiesta, sintiendo que su espíritu se remoza, apurando buenos tragos de rico moscatel, sin dedeñar los vasos rebosantes del listán o del dorado malvasía". Isaac Viera
... pero hoy empieza mi labor para agasajar a los invitados, y espero que todo salga bien. El menú en parte para seguir la tradición, en parte para contentar a una futura madre: Picoteo a decidir, Costillas guisadas con papas y mojo de cilantro, y Corvina salada preparada con boniatos, Castañas guisadas con anís y para el café: foto cuando tenga mejor conexión, en este momento no hay manera de subirla.
Feliz víspera de S. Martín a todos.
Posdata:
"El que reciba un racimo de un viticultor palmero, tiene que ser muy íntimo de éste pero desde el día en que se abren las bodegas, el mismo cosechero que le negó a su mejor amigo un racimo, le hace regalo de vino por garrafones y barriles". Isaac Viera
¿No les recuerda un poco ésto al querer? Primero se coquetea con él sin dejarse caer del todo en las redes, hasta que luego se regala a manos llenas y de la mejor cosecha.

05 noviembre 2008

EL ATRAPASUEÑOS DE MI JARDIN (Compota Membrillo y Vino Tinto)

El atrapasueños de mi jardín está lleno de telarañas y bichitos porque por temporadas olvido donde está colgado, retazos de otros jardines que no son, que vi en algún momento y se me quedaron en el rincón de los deseos más envidiosos, tiene memoria de los rayos de luz que aquella mañana de otoño junto al mar le transformaban la cara, ecos de risas enredadas en las plumas suaves y palabras que volaron olvidadas de algunos labios. El atrapasueños de mi jardín guarda aireándose al viento y bailando con la brisa, mis pequeñas y grandes esperanzas: las que un día tuve, las que aún soy capaz de recordar y hasta las que perdí.
Si hoy tuviera que pedir para que un único de esos, u otros, sueños, se hiciera realidad, pediría por el tuyo para que sonrieras siempre y pudieras vivir en paz.
Como siempre empecé sin saber qué uniría a las cuatro letras que cada día se me lían más, y finalmente me decidí por esta compota-confitura de membrillos.
La cosa es que en mi proyecto de jardín-huerta, hay un membrillero. El año pasado ya hice dulce que creo no me llegaré a comer (como que muy dulcera no soy), regalé y regalé, pero aún me queda y no me apetecía repetir.

Así que me vi con una poca fruta, dura y difícil de pelar (dios, qué cosa más complicada, no sé si tendré que hacerme mirar las muñecas, porque no puede ser normal tanta debilidad) y con la exigencia moral de no dejarlos perder (al menos no todos).
Total que busqué en internet, me comí algún trocito en crudo, pero con la cabeza puesta en otros acontecimientos, no pude más que llegar a esta receta y quedarme con ella.

La cosa se presentaba bien.

Es fácil, aprovechable, bonito cuando le da el sol y sólo tiene un cuidado a tener con la preparación y es usar un vino muy bueno, si no se quiere dejar la casa oliendo a vinagre y tapando la nariz para poder degustar.
Así que, con mi total aprobación haciendo esa salvedad:


COMPOTA DE MEMBRILLO Y VINO TINTO ( y porqué compota y no confitura, pues porque me gusta como suena en tu boca y se me lía menos la lengua)


INGREDIENTES:

  • 1 botella de buen vino tinto, 750 cl. (Algún día probaré la idea que me dió de poner oporto o algún vino dulce y recalcular el azúcar)
  • Alrededor de 1 Kg de membrillo picado en cuadritos
  • 1/2 Kg de azúcar
  • Cáscara de 1 limón, con 2 clavitos pinchados
  • 1 Rama de canela
Ir calentando el vino con el azúcar mientras se pica la fruta. Ojo no nos despistemos y perdamos el líquido.
Añadírsela junto con los aromas. Hervir y luego dejar haciendo a fuego más bajo hasta que esté cocinado.
En este caso bastante más de una hora. Cuando ya lo estuvo, y dado que no se había deshecho la fruta, le pasé el brazo de la minipímer, dejando una parte del guiso tal cual, para notarle tropezones.
Al seguir cocinando otro poco, noté que se me espesaba demasiado, añadí agua y dejé terminar de hacer.
Una parte quedó en la nevera para usar, lleva unos 12 días y no creo que dure mucho más. Con queso semicurado, y después de haber dejado airear la compota, es un vicio. Pero ya que To decidio tomarse un trozo del bizcocho de calabaza con yogur de cabra, yo decidí cambiar la miel con que él lo endulza, por una base de esta compota. Diossssss, esa fue mi perdición. El sabor es indescriptible porque el vino aporta un toque especial y muy diferente. Nada empalagoso, de texturas variadas y color que te da en los ojos desde la primera vez. (perdón por la foto, pero no me queda bizcocho para repetirla por ahora. En la cabeza guardo otra idea para combinar... quizá a la cena...)

DÍAS DE OTOÑO Y VINO (Guiso de Champiñones)

GUISO DE CHAMPIÑONES

INGREDIENTES:
Berenjenas
Calabacín
Cebolla
Tomate
Ajo
Pimiento rojo crudo o asado
Champiñones
Papas
Caldo de verduras
Pimentón picante o dulce
Perejil y sal

Ponemos a rehogar en un poco de aceite como sea la costumbre: cebolla, ajo, pimiento si es crudo, berenjenas y calabacín a dados, mitades o cuartos de champiñones limpios y tomate... Dar unas vueltas y aderezar con sal, el pimentón dulce-picante o con pimienta, si se tiene el día atrevido. Añadir las papas chascadas y el caldo (si los pimientos fueran asados, añadir un rato antes de terminar)
Dejar guisar a fuego bajo y cuando estén listas las papas, apartar.
A mí me gusta con un huevo escalfado, esta vez probé a hacerlo como lo había visto en el foro y en algunos libros: forré un pozuelo con un trozo de papel film, casqué el huevo con cuidado dentro, le añadí perejil picado, hice un atadito con el plástico y cociné en agua caliente hasta que la clara estuvo cuajada, mientras el interior quedó a medio hacer).


Un vino, pan, buena compaña como bien dice alguien y a pasar la dulce melancolía del otoño.

04 noviembre 2008

MÁS DE INFLUENCIAS (Pescado o verduras en salsa de ostras)

Rarísima vez me sale copiar una receta tal cual. Inconscientemente casi tiendo a añadir o quitar, pero sí me gusta reconocer las influencias, y agradecer por lo que me transmiten.
Un blog que me encanta, no sólo por lo que comparte a nivel culinario, sino por la ternura y el amor con que habla de esas otras regiones tan lejanas cultural y geográficamente a las nuestras, son los Cuadernos de Cocina Oriental de Guru Masala,
Es fácil colarse en su mochila y dejarse llevar, él se deja cargar con el peso, y así atrapar en nuestra desacostumbrada nariz aires y aromas que siempre nos sorprenden.
Desde hace un tiempo, la salsa de ostras de los chinos me gustaba, así que cuando vi que hacía una ternera, unas setas y añadía a unas berenjenas, me empeñé en querer conseguirla yo también.
Este verano, al volver de Granada, pasé por dos tiendas chino-indú de S/C, y me dejé conquistar por un botellón enorme de esa salsa y otras cositas más.
Por ahora no me canso de probarla. Hoy creo que tocará con las berenjenas que me regalaron ayer. Pero antes ya lo hice con pescado y con verduras (ya lo subiré). El método a seguir es más o menos el mismo, variando la sazón según el caso y el gusto.
No me atrevo a dar consejos más que observar y leer a los expertos, yo sólo añadiría a lo que pueda decir Alex, que mucho ojo a la sal, porque ¡¡la de ostras se las trae!!

PESCADO (VERDURA) EN SALSA DE OSTRAS

INGREDIENTES:
Filete de pescado (abadejo en este caso)
Setas
Pimiento verde y rojo
Cebolla
Ajo, aceite y jengibre
Salsa de ostras
Salsa de soja
Vino blanco
Azúcar moreno
Agua o caldo
Pizca de maicena
Sésamo

Partido el pescado en tacos, rebozado en sésamo le doy un frito en poco aceite -prácticamente a la plancha- y muy rápido. El sésamo se desparrama bastante, pero aún así algo se mantiene. Reservo.
En un wok o sartén, rehogo a fuego fuerte ajo picado muy menudo y jengibre, y voy añadiendo sucesivamente: setas, trozos de pimiento verde, otros trozos de rojo y cebolla que tendré previamente troceadas.
En una tacita, tendré ya mezclado los líquidos de la salsa: chorretón de salsa de ostras, de soja clara, poquito vino blanco, agua o caldo donde habré disuelto una pizca de maicena y otra de azúcar moreno.
A la verdura, le sumaré los tacos de pescado reservado, y el tazón con los líquidos. Un toque de calor, que haga chupchupchup acelerado y listo.

03 noviembre 2008

LO APRENDI DE TI (Tostada con pimientos)


Hay fines de semana que no son sólo remate de días, sino horas de aprendizaje y disfrute, comidas que no persiguen sólo llenar el estómago sino el gozo del paladar y del espíritu.
De estos días quedan muchas cosas, también esta tostada que es tuya, a partir de mis existencias y la improvisación.
Ahora que te has ido, te recuerdo con ella y con tu "¿...aquí no se come hasta las cuatro?".
Que sepas que me gusta compartir.
Que me gusta tu trasteo en mi cocina y tu revolucionada oxigenación de las cuadrículas de la existencia.
Gracias, To
LO QUE HABÍA: Aguacate, Ensalada de pimientos asados con ajo machacado en el aceite y su jugo, Sal, Queso de cabra fresco ahumado y Orégano, Aceitunas negras, Pan de 5 cereales.

Y LA TOSTADA "...aquí no se come hasta las 4"