Este verano ha tocado por fin organizar unos días de viaje. Siempre que llega el momento sufro. Pienso que si algún sitio tengo que escoger, otros tantos más quedarán en el tintero para otro momento. Pero ya una vez supe lo que es no tener más ocasiones y, aunque luego eso cambió, me aterra que en cualquier momento me vuelva a pasar y me encuentre de nuevo con los planes –sueños- a medio realizar.
Con paciencia y gracias al adormecimiento de la droga del tiempo, esa sensación acuciante de que no nos queda mucho va aflojando y, aunque no del todo, es sano que así ocurra. Vivir con una losa permanente sobre los hombros no deja respirar.
Pero no quiero tampoco caer en la dejadez y pecar de nuevo pensando que todo es eterno.
En fin, que tocaba decidir, optar. Finalmente la ciudad de Granada ganó la batalla. Hablando con otras personas, cada cual aconsejaba por lo que ellos conocían, lo mejor que me podía venir. El lugar más hermoso, el viaje más práctico, el más económico, el más descansado, el de los servicios más “in”.
Y cómo explicas a alguien que lo que te mueve en este momento es un recuerdo de cuando tenías 6 ó 7 años?. Una tarde otoñal de escuela, en que la maestra, Dña. Lula, aflojó su método y sentándose en la esquina de su mesa, con sus vaqueros ajustados de pata ancha y sus sandalias de tacón, nos contó su entonces reciente viaje por la Alhambra. Puedo revivir el sonido del agua de las fuentes en su voz, su taconeo ágil sobre los azulejos y verme-verla en un portal esperando que el aguacero inesperado y desproporcionado pasara. No sabría explicar exactamente qué decía haber visto, quizá cuando yo lo tenga delante pueda recordar. Ella ya no está y tampoco volvió nunca más a hablar como en aquel instante en que el reloj se detuvo, pero a mí se me quedó grabado, igual que el olor a mirto y a arrayán que nunca olí y sólo adivino, y el disco que entonces nos hizo escuchar.
http://www.youtube.com/watch?v=RLHR8zaEsA8
…Es por eso que en unos días partiré a esa ciudad. De las cosas que nos dejan en la infancia, nosotros vamos derivando nuestro propio existir, supongo. Discutía uno de estos días (o muchos) con “To”, porque yo creo que no todo nuestro presente está directamente dirigido desde nuestro pasado, sino que con conocimiento y experiencia, muchas cosas hemos podido trasgredirlas y superarlas, aunque finalmente siempre quede ahí un poso. Y de uno de esos posos, positivo en este caso, proviene la ilusión por este viaje.
Esta vez no he pensado en el calor ni en las cuestas. Sólo me llevo los ojos limpios para que me entre todo, la cámara en blanco para grabar aquello que desee otros puedan recordar, sólo la intención de perder (o de ganar, según se mire) el tiempo, ver amanecer y anochecer desde el Albahicín.
Y bueno… el otro día, visitando uno de mis blogs de cabecera A MÍ LO QUE ME GUSTA ES COCINAR http://bastet30.livejournal.com/, me sorprendió con un post subido sobre su viaje por Granada-Almería, y con la mención al plato alpujarreño que igual a mí también me gustaría probar. Así que yo hoy traigo mi propia versión ovolácteovegetariana; ya habrán notado los que hayan sentido la más mínima curiosidad, que los pescados y las carnes casi siempre se me olvidan en el supermercado.
HUEVOS ROTOS VEGETARIANOS
INGREDIENTES:
- Habichuelas (judías verdes preferiblemente redondas y muy tiernas)
- Pimientos rojos asados
- Huevos
- Aceite y sal.
No tiene mayor secreto pero está riquísimo. Las judías para mi gusto al vapor o cocinadas al dente- aunque sofritas en crudo quedan también genial-, los pimientos rojos asados, despepitados y pelados, y todo rehogado con aceite, pimienta y sal… Preparar algo de pan y cascar los huevos, sin más.
De la foto decir que no le hace justicia al sabor. Tenía muchas de este día pero se perdieron junto con la memoria de mi ordenador y hasta que no lo vuelva a repetir...