30 enero 2009

ABRAZOS GRATIS (Otro pan con para desayunar)

Todo empezaba el lunes pasado. Pido un abrazo y me regalan unas horas de ellos. (Gracias mil)

Leo en la Vanguardia sobre la energía del tacto.

Visito privado=universal y...:
"Me gusta sentir el abrazo de cada persona, sea quien sea.
Todo lo que abrazas, lo abrazas en ti."


En el mismo instante que la lectura anterior me había llevado hasta aquí :
http://www.youtube.com/watch?v=UGYO86KwCUc
entra un correo suyo. ¿Y yo dudaba de las casualidades?

Al día siguiente, Nina me regala un abrazo y yo, siguiendo su inspiración de luz verde, se lo devuelvo en foma de pan alemán, queso de oveja, lechuga, rúcula y gotitas de aceite de oliva.
Un "pan con..." para sentirse reconfortado, como con esos cruces de abrazos que recibo y doy. Apretados, redondos, sostenidos, integrales me gustan a mí.

28 enero 2009

UNA FORMA DE HACERLO (Gofio escaldado)

Pues eso, mi forma de ese día: 2 ó 3 cucharadas de gofio de mezcla, taquitos de queso de cabra, cebolla picada. Por otro lado, el mojo de cilantro:
Lasquita de pimiento verde, ramas de cilantro, 1 ajo, semillas de comino, comino molido, semillas de coriandro molido si se tiene, sal, aceite y vinagre, un chorrito de agua. Y a moler. Mejor ir añadiendo más líquido si hiciera falta y aún mejor majarlo en un mortero, pero la practicidad manda...
Añadir caldo bien caliente al gofio reservado. Bien del potaje de berros, bien caldo de verduras, o de carne, de una sopa de pescado, de lentejas (ésto sólo para muy atrevidos y de buena boca, o sea: canarios)... hasta con agua, cebolla, tomate, ajos, pimiento y un avecrem lo hacía mi madre. Y si se quiere, una cucharita del mojo. Cuidado de no quemarse al revolver y no temer que se cuele alguna verdura en el caldo, encontrarse algún tropezón de papita le va bien. Por supuesto todo cambia según el día y el aire, los tropiezos son totalmente opcionales, igual que dejarlo más o menos caldoso.
En las casas de esta zona, por ejemplo, se hace sin tropezones, salvo los que vayan con el caldo, aromatizado con un ramito de hortelana y se puede acompañar con una ensalada crujiente donde no falte la cebolla y el pimiento. El queso entero para cortar lo que cada uno guste y un cuenco de mojo con la misma finalidad. Luego un cucharón del potaje en cuestión y ya.
Si es un potaje con carne salada (costillas, tocino), la carne se servirá primero con el cuenco del gofio (comunitario, o sea en ondilla grande de donde todos se servirán), y luego vendrá la sopera de donde nos serviremos el potaje.
Si es de pescado, igual.
Los canarios tendemos a comer "bien". Pero en épocas de necesidad, su uso más sencillo sirvió para sacar adelante a muchos. Con un casco de cebolla y una aceituna, ya valía para hacer una comida, algo de fruta, café y ya.
Resultado: papilla más o menos seca según las preferencias. Esta vez más caldoso y con otro poco de mojo por encima.Lo que no es opcional es la velocidad al comerlo, jajajajaj, así que procurar estén todos ya preparados y con mucha hambre, para meter la cuchara cuando aún esté muy caliente. La primera vez no prometo ligereza después de comerlo, así que mejor empezar con estas cantidades pequeñas para dos. Probarlo y si acaso quedan con ganas, repetir en otra ocasión.
- Maby, ¿¿me explico bien??

26 enero 2009

RENGLONES PERDIDOS (Un potaje de berros vegetariano)


Hoy me ha dado por recordar los trozos sueltos de papel en que se ha ido escribiendo mi vida. De pequeña, en el colegio, dejaba notas a mi amiga Gladys, pegadas con chicle bazoka en el bajo de su pupitre, o entre las hojas de su libreta de hule azul.
Des-savia-ndome en papelotes de cuadritos, en aquellos viejos de dos rayas, que no te dejaban expresarte apenas, tan espaciados habían puesto los pasillos de escribir o en renglones torcidos sobre papeles sin guías, mi vida se fue quedando ya desde entonces en papeles perdidos, sueltos, en las papeleras, llevados por el viento, perdidos en libros viejos.
Trozos de algodón que a veces el niño incordio de la clase se encargaba de airear a quien lo quisiera oir, hasta que mi Manolito en secreto, el Manolito de Gladys para el general, siempre el número 7, siempre sentado a mi espalda, con su aplomo de grande siempre y su enorme ternura, lo rescataba para mí y mirándome a los ojos me lo pasaba rozándome con las yemas redondas de sus dedos perfectos, sonriéndome y diciéndome: no hagas caso, todo está bien.
Servilletas dobladas, márgenes de publicidad, sobres ya usados, normalmente en fondo blanco y a trazos de cualquier color. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a firmar, haciendo listas de compras, cartas a los Reyes, listas de grandes verdades que olvidaba al terminar de redactar, principios, finales, intermedios... Trozos de conversaciones que en muchas ocasiones no llegué a tener, asteriscos sobre lecturas, sobre palabras cazadas al vuelo, sobre eso que no te había entendido bien y pretendía aclarar. Cartas sin remitente ni sello, sin enviar. Cartas enviadas después de pasadas a limpio, en una insegura caligrafía de máquina olivetti mecánica de antaño, sin "a", porque no me llegaba la fuerza del meñique para marcar.
En los márgenes de los cuadernos: números de teléfono, propósitos de enmienda, descripciones de la naturaleza mientras esperaba la guagua que pasaba de hora en hora y media. Frases certeras para abrir una disertación que presumía de tanto interés y que luego quedaba olvidada en el bolsillo trasero del vaquero o en la bolsa de los retales. Tickets de la compra del super con bocetos de disfraces, soluciones para los tocados imposibles, medidas cogidas a vuela cinta, precios del adorno al biés. Frases siempre apasionadas, exageradas, como la vida, en el baúl de los mails no enviados, de los sms no terminados, de los correos devueltos. Jirones de mí que van quedando por ahí en botellas lanzadas al mar, en piedras rayadas de tiza, en tu buzón, en un blog que se actualiza una y otra vez borrando mis huellas. Pero yo existo, políticamente correcta o no, soy aunque esas líneas desaparezcan.

Aún hoy soy capaz de recordar mis influencias, y sé que el origen de este potaje en mi mesa viene de mis breves paseos por La Gomera. Allí no hay muchos restaurantes, las carreteras sessssssseantes a veces te hacen desesperar por un parón, un respiro, un apartadero donde poderte bajar, estirar las piernas y que la cabeza recupere el equilibrio. En muchos de los sitios donde puedas hacerlo, olerá de manera diferente. Me costó tiempo identificar de donde procedía ese tufillo que se te cuela.
Enganchada como estoy a esas montañas, a su vegetación, a los paisajes de un eterno cuento de navidad isleña con casitas perdidas en los fondos de los barrancos, con accesos imposibles y palmerales por doquier, fue fácil fundirme también en sus pocos bares de carretera y pedir siempre (pero siempre para cenar o comer) un potaje de berros que no había probado nunca sino allí. Una tapa de queso. Y de postre una galleta gomera (da igual las que tengan en el lugar que siempre estará buena).
Una de las veces que llegué a casa, me propuse bucear en ese sabor. Me costó encontrar los berros y preguntar un poco a mis conocidos. No siendo un potaje tan completo como el canarión, a mí me gustaba mucho más. Podía distinguir el sabor y hasta ver, la papa, la piña, el ñame, la calabaza, la judía blanca, la costilla salada y el verde. Pero no estaba segura.
Así que unas cuantas veces probé según leí y al final descubrí de dónde venía el olor. No era la costilla, no, sino los berros con un toque de comino y a poder ser de cilantro también. Así que simplificando, simplificando, y cuando quiero viajar con el gusto y el olfato a la isla colombina, cuando me quiero dar un homenaje y disfrutar, hago este potaje de berros, que no tiene quizá lo que tiene cuando lo comes allí entre mareo y mareo, pero que conserva ese intenso aire gomero y me lleva sin tener que pasar por el agobio de viajar en avionetas donde no puedes entrar erguido.
UN POTAJE DE BERROS VEGETARIANO

Resumiendo: En una olla o caldero poner boniato y papa "rotos" para que engorde luego el potaje con más facilidad, calabaza (cogí de la huerta una de dos kilos, que aproveché también para hacer un flan que luego el futuro agricultor pueda hacer si le apetece), cebolla y ajo picados menudo, chorrito de aceite, caldo de verduras o media pastilla al gusto de esas de hacer sopas y agua, buena cantidad de pimentón dulce y pizca de pimienta, o bien mezcla de pimentón dulce y picante, comino molido y sal. Cocinar hasta guisar, preferiblemente que la verdura se haya deshecho un poco, aunque igual me gusta escachar una cantidad para que coja consistencia el potaje. Cuando ya esté, añadir los berros bien limpios -para mí que se noten un poco los tallos al masticar, así que pongo los ramitos de hojas enteros y dejo un tiempo corto de cocción-, las judías enjuagadas y el millo.

Ya saben que mi tendencia es simplificar y usar lo que tenga en casa en ese momento. Así que aunque no tenía piña de millo (mazorca de maíz) fresca, usé desgranado, como tenía un bote de fabes abierto, lo aproveché. En otras circunstancias, preferiría usar la piña de millo partida en dos o tres trocitos, según el tamaño, que da un sabor bárbaro, y las judías se pueden usar tipo riñón remojadas y guisadas poco a poco... añadir ñame o sustituir el boniato por él, completar con un majado de ajo y cilantro fresco en la última parte del guisado o, si gusta, regarle un poquito de mojo sobre el potaje al servir. Espolvorearle gofio (como se ve en las fotos), por supuesto acompañarlo de queso de cabra fresco, o escaldar un poquito de la harina integral para acompañar (ya subo en el siguiente post cómo, para Marhya en particular -guiño-), dependiendo si hay hambre, será plato único o no.

23 enero 2009

Respondiendo a CALOHE


RESPONDIENDO a Calohe (si pinchas, visitarás sus libretas)
Hoy no tengo muchas ganas de escribir pero no me importa responderte. Sabes que tu rincón es especial para mí y que me gusta enredar en tus libretas. Transmites paz desde dentro, paz en tu casa y tu entorno.
Acompaño ésto con un poco de mi paz de fuera para tí y con lo que escucho mientras subo esta noche estas respuestas.
Con ellas, y si no miento mucho, me doy cuenta de lo simple que soy. Igual me hubiera valido nacer caracol. ;)

http://www.youtube.com/watch?v=xHF7lkhy8ss (el ordenador no me permite poner el enlace directo, así que si alguien tiene curiosidad, toca pinchar el botón dcho del ratón y abrir en otra ventana)

1.- ¿Cómo es tu despertar por la mañana?
Es precisamente eso: despertar. Un despertar a todo, casi siempre. Yo diría que es un punto de comienzo y normalmente alegre, es el momento de la esperanza, de los buenos pensamientos. Suelo despertar activa, cariñosa, habladora, sensual, animal... salvo cuando algo me preocupa, como a todos, supongo. Pero incluso con algo rondando la cabeza, hay un segundo en que la felicidad es total y nada duele. Me encanta reír, acariciar... y salir fuera a barrer los patios antes de desayunar. A veces bailar un vals o escuchar música clásica... Así lo veo yo, pero no sé si será la realidad, habría que preguntar a quien se despertara alguna vez conmigo.

2.- Estación favorita del año
Ahora que me preguntas, te digo el invierno para estar dentro, al cobijo; en algunos meses te diré "la primavera", totalmente drogada con su explosión de vida. En otoño te contaría que, sin duda, es la estación de mis colores, de la intensidad, de mis planes. Y hasta en verano podría olvidar los inconvenientes calores por esos despertares de pies descalzos y brisas frescas al saltar de la cama, o esos atardeceres densos y tibios que envuelven la piel, o las ganas y los recuerdos de vivir que el aire libre me transmite con tanta intensidad.

3.- ¿En qué ocupas el tiempo libre?
En ésto, en cocinar cuando no es por obligación, en salir siempre que puedo, en hacer fotos, en mirar, en sentir ... en nada.

4. ¿Qué comida es mi preferida?
Comidas son muchas y casi todas: los potajes de verduras, los de legumbres, las ensaladas, el verde en general, el pan con..., el picoteo, la china, la de los chiringuitos de aquí, la de los guachinches chicharreros.
Aunque, pensándolo bien, ¿te refieres a la comida del día que prefiero?: sin duda, el desayuno.

... o a un alimento?: el queso.

5.- ¿Qué color te gusta?
Uf, mejor los que no me gustan: los primarios

6.- ¿Qué día de la semana es el mejor para tí?
Siempre los principios: el lunes y el viernes

7.- ¿Qué lugar te gustaría visitar alguna vez?
Nunca he pensado en exotismos y en este justo momento ni siquiera sueño con ciudades o países concretos. Sólo con entornos. Y entonces sí: pueblos de montaña, valles, desiertos, llanuras, ciudades universitarias con historia, pueblos medievales, pueblos recuperados al abandono, un bosque de hoja caduca, acantilados mirando al norte... me daría igual dónde.

8.- ¿A qué temes?
A la incapacidad absoluta física y/o mental.

9.- ¿Qué es para tí tu blog?
Un sitio para volcarme, un sitio para coincidir, el cuaderno para no olvidar cosas por ahí, quizá, aún no lo tengo del todo claro.

10.- Te cuesta perdonar...
Llevo pensando ésto desde anoche. Pero no lo sé. Nada en realidad. Porque no recuerdo algo que no haya perdonado. Quizá, la crueldad gratuita, porque a eso no le puedo encontrar justificación.
11.- ¿Qué extrañas?
Cierta empatía, complicidad, charlar sin tener en cuenta el tiempo con alguien que estuviera tan a gusto como yo.

12.- ¿Cómo vives la Navidad?
Con alegría.
13.- ¿Quienes formarían tu mejor concierto?
No sé, no contesto.

20 enero 2009

PROVOCADOR VS PICAJOSA (Revuelto de setas y arepas fritas)

Hace un par de días, JUAN me picó con un reto de esos que corren por la red. No tengo demasiado tiempo, mi conexión va de pena y soy más bien insumisa y protestona ante ideas de base que no comparto, como la de las cadenas.
De todas formas, por deferencia a él y porque me da la gana, ea, decidí hacer parte del reto (me niego a subir el machango y pasar el marrón a nadie, ¡¡conste!!).

La cosa consistía en:

1.º Hacer una foto del escritorio.

Pues nada, aprovecho un momento que está recogido. La imagen del fondo de escritorio del ordenador no es mía, es de Arpana Vidroh . De un lugar que me gusta, subiendo esas escaleras se puede llegar donde el viento barre hasta dejarte sólo en esencia.
Agendas que no tienen el uso habitual, "cuadernito de lo que vi cuando estuve fuera" (dicen que copia de los que usaba Hemingway), móvil, bolis, lápices, trabajo, libros, pulsera, pendientes (muchas veces no encuentro algunas cosas porque a la mesa le empiezan a crecer papelotes, y los abalorios van quedando sepultados). En este momento tenía la cámara en uso, de otra manera, estaría por ahí también a mano, y detrás de la tapa del portátil ya ni cuento todo lo que había o podría llegar a haber...

2.º Contar tres cosas que nunca he hecho y me gustaría hacer.

1. Salir a coger setas, por ejemplo.
Y hacer cosas como este revuelto, inspirado en el "perico" de la cocina venezolana, para acompañar con unas arepitas fritas.
Ummmmm

Las arepas están hechas de la manera que indica la bolsa de harina P.A.N, de maíz precocinado. Amasada cinco minutos con agua y reposada hasta el momento de formar entre las palmas de las manos como de un centímetro de grosor, con los bordes alisados. Luego fritas y escurridas en papel absorvente.
El sabor a millo de la cascarita que se forma, me encanta. La miga suelo retirarla casi toda (manías mías). La siguiente vez que las haga, pasarán por el horno, por aquello de que sean algo menos grasientas. Por fin encontré por ahí el tiempo de cocción.
Y mi apaño es un revoltillo de cebolla picadita y tomate fresco (hasta aquí llega la receta original). La variación está en que yo rehogué un bote de setas (es lo que tiene no entender de ellas ni salir a recogerlas) con cebolla picadita y oliva. Cuando ya estaban hechas, sin quemarse, añadí tomate natural sin jugo ni pepitas y hecho tacos menudos, no pretendía que se deshicieran. Unas cuantas vueltas y ya cambié el recipiente a un contenedor con agua caliente (al baño maría) añadí huevo salpimentado, unas gotas de leche y a cuajar batiendo constantemente.

2.Preparar una fiesta y amasar pan para amigos con alguien que disfrutara haciéndolo conmigo, y de paso me enseñara, que yo no tengo ni idea. Yo me comprometería a preparar una tarta de queso de cabra para el postre, y unas empanadillas para el café. Aunque quien quiera ver cosas ricas, apañadas y hechas con todo el cariño, pase por el blog de Carmen, que aparte de una curranta encantadora, experimenta con su maquinita mágica con muy buenos resultados y estos días tiene una cancioncita estupenda que dice: "alguien dijo alguna vez que por la boca vive el pez.... " Un cariño para ella que también se acordó de mí para una de esas cadenitas de "abrazos virtuales"



3. Ya vivido pero con ganas de repetir. Amanecer y atardecer viendo los dragos de Garafía
3.º Tres cosas que nunca hice y que no haré.
1. Muy probablemente no haré deportes de riesgo.
2.Por propia voluntad y a poco que pueda decidir, no cogeré bichos con las manos.
3. Lamentablemente, dudo más que razonablemente que pueda hacer ciertas rutas de esta isla, que pasan por senderos peligros, alturas imposibles para mí y cuestas que marean sólo de imaginarlas. (si es que cuando una es una miedosa patosa...)

18 enero 2009

SIGUIENDO AL SOL (Pan con verde)


Cuando el día empieza bien, con un buen aunque tardío desayuno, cuando los pies y el alma están abrigados y nosotros dispuestos, todo es más fácil. Me gustan los desayunos verdes, me gusta el "pan con..." al sol. En esta ocasión pan alemán con avena tostado (todo lo que se puede tostar), con humus, pepino y zanahoria espolvoreado de oliva, ajo seco y un poquitín de pimienta. Suelo necesitar algo dulcito después, normalmente alguna galleta (vaaaaaaale, bien, que ya sé que sabes que más que necesidad es vicio, "conciencia cojonera" te voy a llamar), pero me quedaban unas mini empanadillas rellenas de almendra y cabello, y sobre ellas que me fui. Ummmmmm, tumbada, mirando al sol en el patio, todo lo demás no importa hoy.

¡¡¡¡Y quiero salir!!!!

Quiero pasear mis dobles calcetines y mirar...
Coger para mí, para tí, para ellas. Porque cuando yo estuve mal, cerraba los ojos en la oscura habitación y soñaba con el mar y la brisa cálida. Lloraba, sí. Añoraba mucho. Tenía la necesidad ahuecándome el estómago. Pero tenía siempre el recuerdo tibio de mis días siguiendo al sol por media isla y la esperanza verde de pronto volver a hacerlo... aunque fuera una vez más.




Al final del paseíto, los pies en las piedras, una ensalada, calamarcitos, mejillones y las mejores papas arrugadas del mundo mundial. De postre un cortado leche y leche y un trozo de pan (pues sí, como las niñas chicas) entrecerrando los ojos para poder mirar al mar. A esas horas ya las mesas vacías en el chiringuito, sólo una pareja leyendo sus libros. Levanta un momento la mirada él, me busca la mía y sonríe con un gesto como diciendo: ¡salud! Y cuánta razón tiene, es lo único que necesito... de cuerpo y sobre todo de espíritu, salud.

14 enero 2009

PEREZA SE LLAMABA (Tortilla de espinacas)

Aún recuerdo la última vez que bailé. Sí, lo recuerdo porque no hace tanto. Unos días más y no tendré fuerzas para rememorarlo. (Me absorbe tanto)
Pero hoy, aún, sé que aquella mañana me levanté temprano después de hablar un rato.
Nos despedimos, y me fui a la ducha.

El agua hirviente de los inviernos en esta casa me dejan el cuerpo, y hasta la mente, laxos.
Después de media hora quemándome la piel, me di tiempo para disfrutar de un rato envuelta en crema y albornoz, cortarme las uñas de las manos, tumbarme sobre la cama, mirar al cielo de la habitación y sorprenderme por la felicidad que me había invadido, la nada que me había conquistado. Nada doliente, nada opresor, ningún pensamiento,ni un conflicto, NADA.
La felicidad calma, apacible, sin más.

Me sorprendió y escribí. "Soy feliz. No por nadie ni por nada. Simplemente feliz, apaciblemente feliz."

Empecé a vestirme con parsimonia. Cada sábado es un ritual elegir qué ponerme para salir. No olvidar la colonia infantil o quizá, y sólo últimamente, una gota de perfume. Hace frío pero a veces, y también desde hace poco, elijo una falda baja, la ropa interior, leotardos, botas. Me gusta concentrarme en esa decisión. No dejarme llevar como siempre por lo primero que pille. Ese día también surgió así. Elegí mi vaquero viejo, mi segunda piel, los dos juegos de calcetines para unos pies helados: los unos de color liso, los otros rayados (¿qué quieres?!, con casi 41 me sigue gustando jugar con los calcetines. Jolín, otras juegan con medias de rejilla y taconazo y yo no digo nada). Un jersey ajustado, una chaqueta por encima, sus botas, mi bolsón, tu pañuelo "made in india" que te dejaste la última vez sobre el baúl...

Decidido lo cual....
Empiezo por los pies. Jolín, pero qué frío hace en esta casa.
Y aunque sea poco sexi (guiño) seguidamente las bragas. Siempre tuve tendencia a decir braguita. Como que braga suena a prenda de cuello vuelto, ¿verdad?. El diminutivo era reivindicativo de la rebeldía con que intentaba diferenciarme de mi madre, supongo. Pero desde que voy hacia lo natural (jaajajajajajaja) y no sé ni de picardías ni de encajes ni de nada de eso, me he acostumbrado a llamar las cosas por su nombre. Sin diminutivos. Así que: braga fue y braga es. Ni tanga, ni faja, ni brasileña, ni corta, ni alta.

Creo que mi braga nueva es mágica. al subirla por mi piel, nada roza, nada pica, nada molesta, perfectamente ajustada al punto justo. Y en esa mañana de sábado, bailé. Bailé sobre la cama, bailé por la casa con mi doble par de calcetines y mi culotte. Moviéndome al son de la música que llevo incorporada, mi braga con poderes me hizo esbozar, probar cien y una sonrisas, hasta que a carcajada plena volví a dejarme caer en la cama y terminé de vestir.

Durante toda esa mañana, mientras desayunaba en el bar de cada sábado en la ciudad, paseaba por la Calle Real, o sudaba al sol de la Avenida, mientras me encontronaba en el pasillo del Mercado municipal mirando berros, o preguntando en aquella tienda o por la carta en la terraza con brisa marina de San Andrés, en cada uno de los minutos de ese día, y con mi braga nueva: bailé. Llevaba la palabra artífice de mis buenas horas en la boca cerrada, deseaba decirla a cualquiera que me parara a saludar... jajajajajjaja.
Qué locura, qué dulce felicidad (qué euros tan bien empleados).

Luego, poco tiempo después, al día siguiente, mi enamoramiento se esfumó. Dios, qué veleta soy.

Y ella apareció en mi vida cambiándolo todo, no sé cuantos días ya. Noventa y seis horas (?) de apasionado romance. Con su blando y pálido cuerpo, su calor acogedor, sus palabras embrigadoras, sus caricias que me arrastran a la somnolencia sin sueños. Sólo ella y yo. En mi casa o en la suya. Constantemente abrazadas, apurando esos primeros y efímeros momentos de pasión. Envueltas en opiaceas brumas ella y yo.

Pereza se llamaba. Hoy le voy a decir adiós. He lavado mi prenda talismán y me la voy a poner otra vez.

mmmmmmm... y a ver si así vuelvo a cocinar y comer normalmente. Para empezar, y aún luchando mucho con el deseo de su cuerpo tibio en mi cama, va una de fotos antiguas y receta aún más:

TORTILLA DE ESPINACAS

con pasas y queso de cabra.
Sin mucha explicación, supongo que como la hacemos todos: Hojas de espinacas con un poquito de pedúnculo -me gusta el crunch luego al masticar- bien lavadas y puestas en la sartén sin nada más que una pizca de sal. Dejar poner amorositas, no hacer un guiñapo, conste, sólo perder un poco de agua, cuando empiecen a alicaerse estarán para mi gusto. Reservar. Sofreír en aceite un ajo picadito sin dejar quemar. Añadir las espinacas y unas pasas gordas previamente rehidratadas. Dar un par de vueltas mientras se baten los huevos con pizca de sal, pimienta, y al final unos taquitos de queso blanco. Mezclar con las espinacas y las pasas y formar.

08 enero 2009

MIS ABSURDOS




Llevo dos días dando vueltas al significado de la palabra "absurdo".
Esa palabra y el silencio posterior me tienen totalmente descentrada.
Pero como por algún sitio hay que sacar la cabeza, he decidido que puede ser tema para un post.

Mis propios absurdos.

Y es que segun el Diccionario de la Real Academia.
ABSURDO
1. adj. Contrario y opuesto a la razón; que no tiene sentido
2. adj. Extravagante, irregular.
3. adj. Chocante, contradictorio.
4. m. Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado.

La cosa es que me planteo quién decide lo que es irracional. Quién tiene la cordura suficiente en su mano para decir lo que es disparatado. Quizá lo que para mí lo sea, para tí es aceptable, y al revés. Sé que eso puede dejar por "disparate" lo que constituye el leitmotiv de otras vidas.
No quiero ser Alicia, ni vivir en un mundo adormilado, quiero mientras pueda estrujar como naranjas en mi mano lo que caiga. Y soy consciente, cada día lo soy, de lo efímero de todo. Pero quizá ese sea mi cometido, ser, simplemente, así de simple... Yo que tantas veces cuando era una adolescente critiqué la simpleza.

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mirate a vos mismo.No hay posibilidad de que seas otra persona.Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podes marchitarte en tu propia condena...

De Jorge Bucay
De ahí estas fotos de hoy. Puede que sean absurdas. Puede que no sirvan para nada, que sean extravagantes o chocantes. Pero a mí me gustan.
Las hice en un momento en que tú buscabas en tus silencios una luz. ¿La encontraste?
Quizá entonces, cuando vea esa claridad reflejada en tu mirada, entienda a qué llamas "absurdo".
Por ahora, para mí absurdo sería no embarrarme con gusto en el camino que tengo delante.


02 enero 2009

CUANDO... (Dulce de Pantana)


Cuanto más me bajas, más me subo.
Cuanto más presionas, más me empeño en respirar.
Cuanto más lo dudas tú, más segura estoy yo.
Sólo cuando me abrazas, me acaricias y me besas, sólo entonces nos ponemos al mismo nivel. Y nos abrazamos, tocamos y besamos hasta fundirnos. Y ya no hay tú ni yo. Ya no hay dudas ni lo contrario.
Esta danza que podría parecer puro encontronazo, a mí me agiliza, me reactiva, me empuja, me da alas, me despierta, me enseña. Y si después de ir y venir, de discutir, de pensar y de sentir casi siempre encontradamente, nos paramos un segundo, la fracción de tiempo necesaria para mirar muy dentro, terminamos bailando con pasión el mismo y apretado tango apasionado, apasionante.
Cuando tú vas, yo vengo.
Cuando tú despiertas, yo me duermo.
Cuando sale tu sol, se pone mi luna.
Sólo coincidimos un momento mágico. Y ese instante y todas las dudas que me planteas me empujan a seguir estando. Tu revolución me revoluciona y me gusta y no me disgusto.
Cuando tú hablas, yo escucho.
Cuando caes en el silencio, yo parloteo agilmente a tu alrededor buscando tu lengua cansada.
Cuando tú acaricias, yo te sigo... y entonces todo vuelve a empezar, la vida.


Y como yo me enredo en la vida para vivirla, se enreda el tirabuzón de la pantana (cidra) para crecer. Este año por primera vez prendió una pantana en la selva-huerta. Antes vi calabacines y calabazas, pantanas de cerca no.

Mi planta es alucinante, resistente, empecinada, se agarra como la hiedra, se extiende con zarcillos y raíces acodadas espontáneamente. Es prolífica en flores que se abren esplendorosas. Cuando son pequeños los frutos, su piel está llena de pelusilla incómoda que da paso a la suavidad de la piel ya madura. Y cuanto más hecha, más exquisita. Buen ejemplo de lo que se gana con el tiempo. La cidra (pantana en Canarias) que dio este cabello, estaba esperándome desde hace tres años. Y justo las últimas horas del 2008 me decidí a hacer de los dulces más deliciosos para mí.

Sí, tres años. Y no es que sea necesario que permanezca tanto. Pero sí que es importante que el fruto esté bien hecho. Que su piel no se pueda taladrar fácilmente. Cuánto más difícil sea romper su piel, más fácil será que los cabellos nos salgan fuertes, gruesos y nada quebradizos. Todos los inviernos suelo hacer varios kilos. Este año de diversificación, opté por hacer sólo un poquito. El resultado ha sido especialmente delicioso. Como siempre, suave pero con mucho sabor y sin excesos de azúcar (al paladar), los cabellos firmemente delimitados, delicadamente crujientes y sin apenas almíbar. No creo que sea el dulce típico, pero es como a mí me gusta.

DULCE DE PANTANA (como se dijo siempre en mi casa o CABELLO DE ÁNGEL)

Después de probar varios métodos, el más cómodo para trocear la pantana es tirarla escaleras abajo. O, en otro caso, coger un martillo o maza y, fuera de la casa, golpearla. Con ésto y un poco de suerte, se conseguirá que se resquebraje la superficie lisa y dura que cubre la pulpa. Metiendo la punta de un cuchillo grande y fuerte entre la piel y la pulpa, normalmente hará saltar la cáscara sin problema. Luego al fuego, con pipas y todo, que al ser negras, resultará muy fácil apartarlas una vez cocinada.

Si es más fresca, la pantana soltará tanto líquido que casi no sería necesario ponerle agua mas que en el fondo. Siendo así de madura, pondremos de agua hasta alcanzar la mitad del espacio que ocupa. Una vez cocinada, veremos que las hebras se ponen lacias, y cambian de color, tirando a transparentarse. Escurriremos la carne, y a la vez que limpiamos de semillas, iremos "peinando" con un tenedor para separar las hebras.

Una vez peinada la cabellera, la pondremos en un recipiente donde la pesaremos, y con ella, y 3/4 kilos de azúcar por kilo de pantana, iremos al fogón en un caldero de fondo grueso. Yo uso la olla a presión sin la tapa. (ANOTACIÓN POSTERIOR: Acabo de darme cuenta que puse la receta como la hago normalmente. Este año por razones de cansancio y tiempo, en este punto paré. Di un primer hervor y apagué el fogón porque ya era muy tarde. A la mañana siguiente continuó como relato)
Le añadiremos unas lasquitas del amarillo del limón, y en un trapito de algodón blanco y limpio: 1 rama de canela, matalauva y cinco o seis almendras sin partir. Parece una tontería, pero la verdad es que varía mucho el sabor.

La pantana en sí no sabe a nada, a mí al menos me parece muy sosa, las mermeladas en general no me gustan, pero ese toque de madera y especias lo hace muy muy particular, muy rico.