28 octubre 2008

ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS (Huevo encapotado de champis al ajillo)

Si palabras o silencios, yo diría ambos. Pero si tengo irremediablemente que elegir, siempre serán las palabras.
Cuando se instala el lenguaje de los silencios, se corre el peligro de que las traducciones no sean simultáneas. Por eso, con toda seguridad, esta escena tendrá otra y hasta dos versiones más. No me gusta imaginar ni adivinar, prefiero las palabras, aunque también puedo dibujar corazones de tiza en la pared y firmar platos con mudos besos.

Anoche se fue la luz , no veías mi mirada desde las sombras cuando me acerqué. Una botella de ron a mano, un vaso y la llama de la vela disputaban tu atención. “Es dura la vida a veces, injusto y poco el digno el sufrimiento... no me gusta” - leía en el acuoso de tu vista perdida. Supe de tu dolor como siempre he sabido, porque es prácticamente “siempre” el tiempo que llevo a tu lado observándote sin decir, quizá, lo que necesitabas oír.
Me acerqué a tu espalda y sonreíste al verme, quise llevarte al salón, junto al fuego y aunque no lo dije junto a mí. Quise compartir el Aldea y que nos diéramos un abrazo. Te besé. Diste un pinche. Me pregunto desde cuando te sorprende mi amor pero no te digo nada. Siempre fue así entre los dos, sin muchas palabras, crecimos enseñándonos mutuamente cómo debía ser y fuimos forjando un lenguaje de silencios. Nos enseñamos que valía con creer, sin dudas, sin preguntas y así ha sido. No necesito saber si algunas veces sientes frío entre nuestras sábanas, o suspiras al darte la vuelta por una caricia que no llega, no debe ser importante para ti si nunca nos lo hemos dicho.
Sigues empeñado en la vela y yo tengo frío. “Vuelvo al salón", te digo, "tienes cena en la cocina” Me callo que te quiero y me voy a dormitar. Sé que verás mi beso en tu plato, siempre ha sido así, nunca has pedido más(?).

HUEVO ENCAPOTADO DE CHAMPIS AL AJILLO





INGREDIENTES:

Champiñones al ajillo (oliva, champiñones, ajos, perejil y sal)
Huevos
Arroz blanco

Creo que la foto dice el resto. Hago los champis en una sartén pequeñita, agrupo y casco el huevo que se irá haciendo medio a la plancha, con los champis cuajándose con la clara. Juego con alguna gotita suelta de aceite que vuelco sobre la yema, lo salo si es para alguno de gustos extremos, yo creo que no lo necesita, y ya.

Para servir, coloco sobre una montañita de arroz o con pan de sobra si gusta sopetear. Para mi es imprescindible el arroz que empapa y suaviza la fuerza de los ajos , la sal y el mismo huevo.

Yo también quiero ser Ángel González

Yo también quiero ser Ángel González.

Boomp3.com

26 octubre 2008

MAÑANA DE RESACA



No me gustan las resacas sin alcohol. Las del alcohol tampoco pero hace años que hablo de memoria.
No me gustan los amaneceres grises y el peso en la cabeza que no me deja dormir, ni ponerme en marcha, ni salir de un círculo vicioso que sólo podrá abrir el cerco cuando hable.
No me gustan las mareas fuertes provocadas por vientos infantiles, que me empujan sobre las rocas grandes de las playas, girando y girando en los embates que sin conciencia provocan.
Busco la paz remansada de aquella mañana en Mazo, cuando descansaba su espalda en mi abrazo, cuando la sonrisa de una mirada llenaba el ambiente de calma y calor, y yo podía verla.
Preparo un desayuno loco, virtual y festivo y espero esa conversación que amaine el temporal.

22 octubre 2008

TÚ BIZCOCHO, YO ALBORONIA


Tú con tu horno, yo con mi fogón.
Tú calma madura, yo inquieto alboroto
Tú con lengua, yo con labios
Tú levantador de barreras, yo saltadora de pértiga
Tú dulce, yo salado
Tú de pocas palabras, yo de verbo agotador
Tú carne, yo pescado
Tú bajo, yo alta
Tú café, yo cacao
Tú sordo, yo ciega
Tú me preguntas a los ojos, yo te respondo a la boca
Tú picos, yo abrazos
Tú ensaladas contandetodo, yo ensaladas contandenada
Tú bizcocho *, yo alboronia
Ambos......... el resto.


*(Mira, pincha y aprende, chaval)

Sigo plenamente otoñal y en este momento aún más: ¡llueve! Desde hace un tiempo, y no sólo cuando llego a un lugar, siempre que veo llover me lleno de alegría, no sé si lo identifico con momentos buenos, con buenas cosechas, con aire limpio, no sé si ahuyenta mis temores a un mundo peor o me recuerda lo que me contó alguien, que si al llegar a un lugar te recibe la lluvia, es señal de buenos augurios.
En esta época tan vital en todos los sentidos, probar sabores nuevos es una necesidad también. Sabores para disfrutar y sabores para invitar.
En un libro había visto hace un par de semanas una receta de “Alboronia” con huevos y langostinos, me parece que era. Entonces le pedí al anfitrión de la casa que lo quería comer para la próxima vez y le dejé la hoja marcada para no olvidarlo. (a veces la confianza da asco, pensará seguramente él si lee esto)
Me dijo “¿te la apunto?”, le dije que no, que quería que la probáramos juntos.
Pero... al llegar a casa pudo más la curiosidad y busqué qué significaba esa palabra.
Entonces me enteré que es un plato de origen andalusí, traducido como guiso de berenjenas y precursor del pisto y tantos otros similares que hay por la geografía peninsular. Yo diría que, por lo leído hasta ahora, la diferencia está precisamente en el uso de la calabaza y quizá de la cebolla.
Ya después de enterarme de esto y sin ninguna duda de que me gustaría, me faltó tiempo para echar manos a la tabla de picar y la calabaza que guardaba en la nevera (jejejeje, estoy haciendo prácticas para cuando recoja las tres que tengo en el jardín), un poco más de información de la cordobesa Chari Serrano y aquí está.

Siempre dudo si presentarlo con los nombres originales porque soy muy respetuosa con esas recetas antiguas con procedencia declarada. Sobre todo cuando provienen de culturas que desconozco. No me gusta que información errónea o adaptada a nuestros gustos particulares viaje por la red como algo original. Así que haciendo las advertencias propias sobre la siempre libre adaptación a mis necesidades y preferencias, presento un auténtico manjar. Yo lo tomé con unas judías blancas y con añadido de laurel, que prefiero decidir en el último momento dependiendo del acompañamiento, otro día con arroz blanco y como guarnición de pollo asado al coñac, pero puede valer para lo mismo que el pisto, para lo que apetezca.



ALBORONIA (MI VERSIÓN)

INGREDIENTES:
Cebolla
Lasca de pimiento rojo y otra lasca verde
Calabaza
Calabacín y/o berenjenas
Tomates o tomate natural molido.
Aceite de oliva
(Azúcar, sal , vino, pimienta, lo que gusten o apetezcan)

A la hora de proceder, pues como cada cual tenga costumbre con el pisto. En mi caso no me gusta freír, sólo rehogar en poco aceite, normalmente añadiendo la verdura por orden de dureza y más bien a fuego fuerte, que quede crujiente. El tomate lo reduzco un poco en otro calderito con un poco de oliva, azúcar, vino blanco, sal y pimienta. Finalmente incorporo todo y dejo cojan sabor.

NOTA. El que tiene que invitarme a la alboronia no se libra, que me gustó esa combinación con huevo pochado y langostinos rebozados, además mientras la thermo trabaja, queda tiempo para poner la mesa. Yo me encargaré del postre esa vez. ;-)

19 octubre 2008

Sopa Reunión corazón-cuerpo (de verduras con pasta)


Este campanario del Monasterio me va a volver loca.
Está descontrolado como los gallos que ya no cantan al amanecer, sino tres horas antes, o cinco después.
Pero qué querrán decirme ahora con ese llamado, hora en punto no es... ¿misa acaso? ¿tendrán un lenguaje propio y secreto para avisarse entre la iglesia, las huertas y el patio?, jolín, sería más práctico llamarse a gritos que así no descontrolan los domingos del personal.
Y conste que me encanta el sonido de los campanarios, pero los campaneros locos me sumen en cierta inquietud. Manías de una que no lleva reloj, que para no llegar tarde marca un intervalo de tiempo amplísimo y que empieza a sudar dos días antes de ciertas citas haciendo un planing que luego no cumplirá. Lapsus mañanero.


A veces el corazón no está donde se encuentra el cuerpo. Hoy el cuerpo disfruta una mañana agradable, soleada, atemporal, a-estacional, y el corazón se moja en cualquier lugar donde quiera caer la lluvia, horizontal o vertical.
Para ese sitio de agua en los cristales, donde la gente sonríe en los mercados, y los hornos cocinan dulces calabazas va esta receta hoy.
La guardaré hasta que el cuerpo y el corazón se reúnan y la lluvia acompañe. Pena que aún no funcione lo del salto espacio-temporal, por no funcionar ni las herramientas del blog. Así que todo en tipo olivetti profesional -que tiene su encanto, por cierto- , sin colores ni mucho orden, que cuando es gratis no se puede protestar...


SOPA DE VERDURA CON PASTA Y JUDÍAS


INGREDIENTES
Verduras en taquitos (calabaza, calabacín, zanahoria, habichuelas o judías verdes según se conozca, puerro)
Judías frescas desgranadas
Cebolla picada menudo
Oliva
Vino blanco, Tomillo, Pimentón y pizca de Comino
Espirales

PROCESO: o bien ir rehogando a fuego fuerte y en poco aceite las verduras, añadiéndole las yerbas, el pimentón y el vino justo antes de añadirle el agua, o bien ponerlo a cocinar con agua y todo en crudo.
A mitad de cocción, o poco más, añadirle la pasta al gusto y terminar de cocinar.

17 octubre 2008

OTOÑANDO (Sandwich Arándanos y Mostaza)



Boomp3.com
Esta mañana tuvo que bajar las escaleras a oscuras, farfulló algo sobre el frío, mientras intentaba pisar los estrechos escalones de medio lado, ajustando bien el pie para no caer.
La luna brillaba algo aún, toda la noche había estado ahí, la pudo ver girando en sus pocos momentos de vigilia, entre vuelta y vuelta en la cama, entre caricia y caricia intentando que dejara de chascar los dientes. "¿Qué le haría, qué pensaría para morder la nada así?"

La vida (y también la muerte según pensó alguna vez) le subió por los pies descalzos mientras recorría la galería hasta el cuarto de baño. La hizo estremecerse una vez más, y decidió vestirse un jersey abandonado en una silla.

Se recogió el pelo con el pasador que encontró junto al lavabo y terminó de despertar con la caricia sin embargo suave del agua helada. Notó como cada poro se contraía, la recibió la palidez de la primera hora de la mañana, las arrugas de siempre y siempre nuevas, hoy un poco menos marcadas por cierta hinchazón en los ojos, los labios rojos destacaban, igual de brillantes que la mirada desconocida que le devolvió el espejo.

En un recorrido automatizado ya, buscó un disco que poner.Qué rápido hacía suya cierta rutina allí donde estaba más de dos días,¿cuántos habían pasado ya?. Desistió: demasiados para su liviana y descarada no memoria. Miró por los ventanales de vuelta a la cocina, reconociendo una ligera claridad en el horizonte. Oyó que a los primeros acordes, arriba, rebullían en la cama. Se desperezó, abrigándose en ese olor conocido que le encendió alertas adormecidas, sonrió notando su piel amaneciendo también al roce del algodón tibio y se dejó invadir por el apetito.

Encendió la luz de la cocina y buscó. Hoy quería regalarle sabores nuevos, aroma a café de mañana otoñal que amanece antes incluso de amanecer.
"No me gusta el café, siempre me supo a borras" "Porque no has probabo buen café", rió él en alguna ocasión. Sabía que debía tener razón. ¿A qué vicio que le hubiera entrado de primeras por la nariz se había mantenido ella ajena? Si algo olía bien y le despertaba la memoria, tenía la mitad de su gusto ganado.
Buscó la cafetera y el resto del desayuno. Seguía atenta arriba, la madera crujía tranquilizadora, seguramente cuando se daba la vuelta y ese pensamiento comenzó a ocuparla. Armoniosamente, intentando no hacer demasiado ruido, con su piel y su cabeza ya plenos, colocó la cafetera recién hecha, las tazas blancas, un sandwhich para compartir, dio al "replay" antes de enfilar sus pasos hacia la escalera, apagar las luces de abajo y comenzar a subir...

INGREDIENTES:
Otoño, de las Cuatro Estaciones de A. Vivaldi
Pan de molde
Margarina
Mostaza suave
Mermelada de arándanos
Queso fundir
Jamón, pavo o ambos
Café, leche, azúcar (a elegir)
Desnudez
Jersey de algodón
Frio

16 octubre 2008

Una canción sin memoria

Aquel día me decías
-"¿esta canción te trae buenos recuerdos?"
-"No" , te contesté.
Podría ser nuestra canción o seguir siendo mía solamente.
Podría ser algo que escucharé por primera vez cada ocasión que atraviese el aire hasta mis oídos, o ser la melodía que suene alguna noche de éstas mientras nos contamos cosas, en algún lugar con humos, risas y voces desconocidas, entre perfumes, cristales y copas.
Podría seguir sin ser nada, o evocarme el calor de tu mejilla cada vez que sonara. Podría resultarme ajena, nueva, o atarla indisoluble y eternamente en la memoria a tu recuerdo, a tu cercanía densa, electrizante, voluble pero en constante vuelta, hasta que por fin te quedaras el minuto suficiente en la mirada y te hicieras beso entre los cubitos del hielo con aroma a ron de caña.

15 octubre 2008

ALIMENTANDO SUEÑOS (Ensalada de peras, queso y salsa de rúcula)


A veces cuando cocino, o pienso en cocina, me imagino un huerto que en la realidad no acaba de arrancar y platos super sencillos pero deliciosos para unos poquitos.
Me entretengo en pensar qué haría si tuviera tal o cual cultivo, cómo aprovecharía el excedente cuando llegara o cómo conservar y guardar, atesorando para el invierno.
Aprendo y, mientras, vivo ( a veces hasta engordo, jajajajjaja).
Los intentos no siempre los dedico a mis futuras cosechas, sino a las de gente que me rodea, el año pasado me dio por sacarle provecho a las berenjenas de mi hermano, este año a un mini huerto en un monte que mira de frente a la isla. Confianzuda que es una, tomo prestadas las cosas de los demás, y alimento mis sueños con ellas, aunque también soy capaz de fabricarlos a medida si alguien me los encarga.
La combinación, verde, queso, peras, nueces, es una de mis preferidas para las ensaladas de entretiempo. Así que muy dispuesta quise variar un poco aprovechando la rúcula que estaba ya para recoger, con mi cestito de pensamientos, y como buena recolectora (en un mundo primitivo me hubiera pedido serlo) cogí un par de puñados, y preparé la ensalada para dos.

Hecha la salsa de rúcula y nueces (dos temas más abajo), sólo quedaba la tarea de ablandar y endulzar algo las peras conferencia que había traído - el Edén aún no es un "todo incluído"-. Vaya con la obligación moral y real de comprar lo más económico, qué peras más sosas encontré. En el proceso de ablandar-endulzar casi estropeo el invento, entretenida como andaba de cháchara con el hortelano, a punto estuvo de quemarse la fruta que había puesto a cocinar. A veces las cosas salen mal porque salen mal, pero otras salen bien de puritita casualidad.


ENSALADA CON PERAS Y LA SALSA DE RÚCULA

INGREDIENTES:
  • Lechugas a elección
  • Peras asadas (en esta ocasión guisadas en plan rápido con un chorrito de agua, una pizca de azúcar y lo mismo de mantequilla, con objeto de restarles dureza y sumarles dulzor)
  • Queso de cabra fresco ahumado (tirando para la tierra)
  • Salsa de rúcula (rúcula, ajo, nueces, parmesano,aceite de oliva, sal y pimienta)
  • Vinagre (qué rico es el de módena, y cómo me molesta el negro algunas veces)
El proceso como para cualquier ensalada y al gusto. Base de verde, queso asado en la plancha y cubierto con salsa de rúcula pura, mitades o taquitos de la pera asada o guisada y ya fría, aliñado con otro poco de salsa mezclada con unas gotitas de vinagre, en este caso de módena.

13 octubre 2008

DESORGANIZANDO EL BLOG (II Versión FALAFELS)


Supongo que la mayoría de la gente que tiene un blog sabrá con qué intenciones lo hizo y de qué forma pretendía organizarlo.
Yo siempre creí que el blogeo se nos estaba subiendo a la cabeza como las malas bebidas, que llegaba a crear adicción. Por el viejo afán de "culo veo, culo quiero", supongo que por lo mismo que vió la luz de la calle tanta y tanta literatura mediocre hace unos años (sinceramente no sé si sigue ocurriendo, cuanto más suben los precios menos miro las novedades).
Nunca consideré tener nada que decir. No he sido nunca de diarios que dejaba olvidados a la segunda página, demasiado veleta e impulsiva para mantener costumbres que exigieran disciplina.

De repente me vi un día con esta especie de diario virtual en las manos y me metí en él sin otro sentido que responder a la generosidad de una persona... no supe cómo hacerlo y aún hoy me dejo llevar según la mañana que me despierte.
Inconscientemente voy plasmando estados anímicos, altas y bajas de mi ruleta rusa personal, desazón, inquietud, sensualidad, alegría, melancolía, disparates de una cabeza que a veces me sorprende por su mobiliario y otras por su desorden juvenil (sí, también a veces me releo y extraigo de lo que esa otra "adormidera" desconocida escribió un día de meses atrás).

Esta mañana, por ejemplo, no tenía intenciones de subir nada. Hasta que me encontré con esta canción
http://es.youtube.com/watch?v=LBbI84yDTfs (abrir en ventana nueva, hasta que consiga por fin insertar las ventanas de los youtube dichosos, que no ha habido forma aún siguiendo los pasos que indican en la ayuda).

He mirado las recetas pendientes pero ninguna me transmitía la misma serenidad que esta canción. Así que he decidido subir esta versión de los falafels que había probado hace tiempo, y que he perfeccionado mirando en uno de los libros de To sobre cocina libanesa.

Y ya que lo menciono, me pregunto cómo se habrá dejado tentar él por la manzana blogeril, no será porque yo se la haya ofrecido con sendas hojas de parra tapando las vergüenzas (guiño). No sé si tiene un planing que yo no tuve o simplemente será cuestión de volcar cierta creatividad otoñal de la que hablábamos hace poco. Sea como sea, su proyecto de huerto y el calor de su cocina también me serena:

II VERSIÓN FALAFELS
INGREDIENTES:
  • Garbanzos remojados durante 24 horas
  • Trocito de cebolla
  • Ajo fresco o en polvo
  • Comino
  • Sésamo
  • Sal y Pimienta
  • Cilantro en semillas molidas y fresco
  • Huevo
  • Aceite para freir
En la picadora molí los garbanzos con la cebolla, el ajo, el comino, coriandro (cilantro) molido, la sal y la pimienta. Fuera le añadí un huevo y mezclé, el cilantro fresco picado y sésamo tostado.
La adición del huevo es totalmente particular, en ninguna receta lo he encontrado, suelen mezclar con un poco de agua, pero dado que me gusta el garbanzo no demasiado molido, se hace imposible luego freirlas sin desmoronar, de ahí la decisión.
Después de coger porciones y hacer bolitas, darles una ligera forma aplastada y freir, sin mayor misterio.
Crujientes pero tiernos por dentro y con un fuerte sabor especiado que en mi caso prefiero no sea picante.


11 octubre 2008

ME CONTAGIA... Salsa de rúcula y nueces


En muchas ocasiones, releyendo algo que he escrito tiempo atrás, me resulta difícil reconocerme autora de esas letras e incluso de los pensamientos que las sostienen.
Con los mensajes de móvil, aún es más profunda la impresión. Resumir en pocas palabras un estado anímico, una inspiración, un acontecimiento puntual, te hace estrujar al máximo las neuronas. Son pensamientos sueltos pero amalgamados, reconcentrados, intensos y normalmente íntimos a pesar de la frialdad del medio.

Mi teléfono móvil no me da la posibilidad de guardar los enviados (ya, ya, si seguro que se podrá y yo no he encontrado aún cómo) pero sí de almacenar los recibidos. Por momentos me ha animado la idea de irlos recopilando, transcribirlos como quien guarda retazos en un diario, cartas, recortes.

No sé, quizá deba hacerlo antes de que la edad pase factura, se me pase el ímpetu y desaparezcan los móviles y las personas que los han recibido. Ahí hay trozo de vida, amalgama de sentires, paisajes que se desdibujan en la memoria pero que quedan plasmados en un instante real aunque lejano del pensamiento actual. Hay arenas, árboles, brisas, soles, nubes, pinchos, pasos, fantasmas, edificios, cielo, agua, viento, mar, calles, personas ajenas, personas queridas... y tantas cosas.

Ahora mismo no puedo recordar ni tengo quien me pase alguno de esos mensajes enviados por mí, pero sí tengo este otro que es mío desde el momento que está en la tarjeta de mi nokia:
"... como una adolescente a la que la vida le sorprende por los pies de la cama al despertar. Me contagia tu premura al sonreír"

Y corro presta a sonreír(le) para que el día sea propicio y subo el resultado de lo que ud me contagia entre otras cosas: curiosidad.

Al principio pensé en llamarla "pesto" -salsa italiana con una base de aceite, ajo, queso, piñones- pero al no encontrarla entre las variedades que se describen, preferí ponerle simplemente salsa, y tirando para lo canario podría haberle puesto "mojo", ya que, curiosamente, no es tan distinto a los nuestros.
En fin, que no hay nada sin inventar, que todo son variaciones, en este caso basada en la necesidad de encontrarle más posibilidades a un pequeño huerto que me inspira y contagia, de integrarla en una ensalada de base ya decidida que subiré en otro momento, de aprovechar un trozo de Parmesano que salió carísimo pero también se hace interminable, y de seguir explotando esta vena que experimenta con sabores que compartir.

SALSA DE RÚCULA Y NUECES
INGREDIENTES:
Dos puñados de rúcula (medidas habituales en mi mundo adormilado)
1 Ajo
Nueces, quizá serían unas seis o siete.
Queso Gran Padano, hasta que me cansé de rallar.
Sal, pimienta
Aceite de oliva y un poquito de agua si se necesitara.

¡Y a machacar en el mortero o moler!


Resultado: sabrosa, ligeramente amarga, mejor reposada porque integra bien los sabores, un vicio para sopetear, peligrosa si se pasa uno en cantidad aunque... a ver quién es el guapo que se atreve con lo que llena.
Anotaciones: para la próxima, probar a poner el ajo guisado o asado, que he visto que algunas recetas del pesto de albahaca y piñones lo ponen así, y ya mi castigado cuerpo va necesitando equilibrio y suavidad.

08 octubre 2008

COCA-BIZCOCHO DE CALABAZA

Pues qué quieres que te diga si es verdad que los colores cálidos me atraen, que me entran por los ojos y van a la barriga.
Qué quieres que te diga, si el otoño con tantos rojos, pajizos y naranjas en los cielos, en algunas hojas y en el campo, me hipnotiza.
No sé qué decirte, mas que en el corazón se avivan rescoldos y se hacen llamas, y en la cocina el calor acompaña las mañanas y las tardes frías.
Si pudiera decirte algo más aparte de todo eso que me gusta, te diría que te espero algún día próximo para ir a pasear bajo la niebla mirando setas, hongos, hojas secas; para respirar la pinocha húmeda del monte mientras gotean las ramas en nuestras cabezas.
Qué otra cosa quieres que te diga, salvo que el bizcocho de calabaza fue pensado para esa tarde-mañana o noche, que lleguemos ateridos de frío y hagas un chocolate al calor del butano -si es que una no puede ser cursi desde el principio hasta el final-, mientras preparo una bandeja y hablamos de cosechas, dioses y humanos.

COCA DE CALABAZA
(Según receta de Alicia: http://www.recetariocanecositas.com/ )

INGREDIENTES receta original, cambios míos entre paréntesis:
  • 400gr de calabaza asada (cocinada al micro, tapada con papel film agujereado, 5 minutos al máximo con rama de canela en trozos)
  • 400gr de azúcar
  • 400gr de harina
  • 4 huevos
  • 280gr de aceite de girasol (algo menos de 0'2 l. de aceite de oliva)
  • 2 sobres blancos y 2 azules de gasificantes (no sé no uso)
  • 1 sobre de levadura Royal (2 sobres)
  • Pizca de sal, canela molida y jengibre (todo por mi cuenta y riesgo)
  • Azúcar y canela para espolvorear (no usé)
  • Piñones, pasas o nueces para decorar. (opté por no decorar, sencillota que es una y de paso no aumentamos calorías)

Ella daba las explicaciones para hacerlo en thermomix y cocinar a 175º durante 30-40 minutos en molde de llanda con papel vegetal.

Yo simplemente pasé por la minipimer primeramente los huevos con la calabaza, el azúcar, y el aceite, y añadí el resto de ingredientes ya mezclados. Y lo hice en molde desmontable, con papel en el fondo y las paredes enmantequilladas. Tuve que dejarlo casi una hora a 175º y taparlo en algún momento para que no se arrebatara.

La textura es tierna, esponjosa, húmeda, y para mi gusto mucho mejor después de reposar algún día ya que intensifica el sabor. El color: arrebatador.

07 octubre 2008

LO QUE HICE MIENTRAS DORMÍAS (Desayuno de calabaza)


Mientras dormías pensando, quizá, en huertas y niños, me fui hasta la cocina. Descalza y poco glamourosa, sin puntillas ni zapatillas, con calcetines y pijama de franela, me remangué para cumplir palabras que no dije en voz alta pero que anoté en un cuaderno sin argollas ni cuadritos.

Leía en algún lugar "¿Quién ha dicho que ser cursi es una deshonra?", y escuchaba una canción llena de besos y amores, el olorcito a canela, cítricos y calabaza me atrapaba y envolvía. No despertaste para el desayuno y yo me lo tomé en tu honor.

Pero tranquilo, mañana volveré a madrugar y a hacerte otra rica compota para servirlo con tu yogur preferido de leche de cabra y unos tropezones de la coca de calabaza que le copié a Alicia (Canelona) de su blog y que en sana competencia entre mi clasicismo en la cocina y tu puja por la maquinita cocinera, he demostrado que sale igualmente deliciosa.


DESAYUNO CON CALABAZA

INGREDIENTES:

  • Compota de calabaza: Calabaza con bien de caroteno, Chorrito de agua, Canela en rama, Jugo de mandarina, Azúcar morena
  • Yogur natural
  • Coca de calabaza (ya la explicaré con algo más de tiempo).

Después de haber ablandado un poco la calabaza con un mínimo de agua, escurrirla si ha quedado muy acuosa, machacar bien o pasar por la minipimer -yo prefiero encontrarme algún hilillo confitado- regar con jugo de mandarina y dejar guisar despacito con un trocito de canela en rama y un espolvoreo de azúcar morena. Probar para dejar al gusto y dejar enfriar.

Colocar en el fondo la compota, cubrir con yogur natural y acompañar con unos taquitos de la coca de calabaza

02 octubre 2008

FELIZ OTOÑO (Arroz con pisto)


Con ganas de un otoño en condiciones, lo estaba viendo acercarse desde hace semanas a la hora del amanecer, como hordas amigas, sus avanzadillas de nubes contrastadas en el horizonte sobre la isla vecina reconocían el terreno.
Pero hoy ha terminado de llegar por fin, ha tocado a la puerta y hasta las ventanas, con la algarabía de los parientes y amigos que regresan de un largo viaje, con mil regalos para repartir y mil abrazos reservados para la tierra, para ti y para mí.
El aire huele a tierra mojada, las calabazas crecen al abono de las primeras aguas y las conservas de finales de verano ya empiezan a resolver una tierna y nueva necesidad de calor. Todo es tranquilo y relajado. Me gusta esta estación. Aunque no sé porqué la frescura de lo nuevo se apaga ante la fuerza de lo conocido, de la tradición, y me gusta que sea así, que lo de siempre rebrote de cada poro haciendo entrañable lo de ayer que es también de hoy. Así había leído hace un tiempo alguna noticia sobre arroz con pisto al curry pero llegado el momento, el botito de cristal volvió a la estantería sin usar, no sé bien ni como era la receta, quizá el próximo verano vuelva a curiosear, para hoy prefería algo así… otoñal.
¡FELIZ OTOÑO!

ARROZ CON PISTO

INGREDIENTES:
  • Pisto (yo lo tenía conservado, aceite, berenjenas, calabacín, cebolla, pimientos, tomate, y realizado en crudo y a mi gusto)
  • Arroz
  • Caldo
  • Vino
  • Aceitunas

Rehogo el arroz en unas buenas cucharadas de pisto, añado un chorrito de buen vino y dejo evaporar, completo el caldero con el doble de la medida de arroz en caldo (quedará caldoso con el líquido que llevará el pisto de más), y casi cuando esté terminado, añado unas aceitunas verdes (y es que en mi casa cuando no había otra cosa para el arroz sino un escasísimo sofrito, las aceitunas sustituían a carnes y demás verduras, yo ahora tampoco me puedo ni quiero olvidar de ese sabor, al menos no ciertos días).